Las seis potencias que lideran las negociaciones con Irán –Francia, Gran Bretaña, Rusia, Estados Unidos, China y Alemania– se reunieron ayer en Berlín para decidir cómo reaccionarán ante la negativa de Teherán de suspender su programa nuclear. Washington es el principal interesado en imponer sanciones al régimen islámico, mientras que China y Rusia creen que esta medida podría empeorar aún más la situación. Los países europeos se encuentran en la mitad, ni apoyan abiertamente la imposición de sanciones ni están dispuestos a volver a la mesa de negociación antes de que Irán suspenda sus actividades nucleares.

Estados Unidos consideró como un éxito la reunión. “El mundo se está uniendo para mandar un mensaje claro a Teherán: Irán debe poner fin a su apoyo al terror, debe dejar de rehuir sus obligaciones internacionales y no debe buscar la obtención del arma nuclear”, aseguró George Bush en Atlanta. Sin embargo, la unidad que profesa el mandatario no es tal todavía. Mientras Estados Unidos aboga por fuertes sanciones económicas, Rusia y China ya afirmaron que no apoyarán esta alternativa. Algunos analistas creen que estos dos países –con poder de veto– podrían llegar a acceder a aplicar sanciones leves contra Teherán, como por ejemplo prohibirles a los responsables del programa nuclear iraní que viajen al exterior. Italia y Japón, dos países que no participan de la negociación pero que son relevantes en la escena internacional, también han advertido que la imposición de fuertes sanciones económicas contra el régimen islámico podría dañar sus economías.

El próximo paso para intentar acercar las posiciones de las autoridades iraníes y las occidentales será la reunión que mantendrán mañana el representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Javier Solana, y el jefe del equipo negociador iraní, Ali Larijani, en Viena. Con miras a este encuentro, el canciller español, Miguel Angel Moratinos, le pidió a Larijani que mostrara más flexibilidad. El jefe negociador iraní saludó ayer al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero. “España no pretende negociar nada, pero sí está dispuesta a contribuir para facilitar una salida a esta situación”, explicaron fuentes gubernamentales. Al igual que el embajador de la UE, ésta es la primera vez que Madrid se involucra en las conversaciones con Teherán. Resta ver si estos nuevos actores podrán destrabar la situación y recomenzar el diálogo.