EL MUNDO › YA EMPEZO LA PELEA POR LA SUCESION DE BLAIR
› Por Walter Oppenheimer *
Desde Londres
Charles Clarke, uno de los pesos pesado del Partido Laborista, echó ayer más leña al fuego de la crisis que atraviesan los laboristas británicos al llamar “estúpido” a Gordon Brown. Clarke puso en duda la capacidad de Brown para suceder a Tony Blair y criticó en especial que el miércoles, en medio del máximo furor de la crisis, se dejara fotografiar con una amplia y más bien cínica sonrisa al salir por la puerta trasera de Downing Street tras una tensa entrevista con el primer ministro.
“Parte del problema es su falta de confianza. Está nervioso. Eso puede cambiar cuando se libere de la carga de esperar (a llegar a ser primer ministro) y probablemente así será. Pero el problema es que nadie lo sabe a ciencia cierta”, afirma Clarke en una entrevista publicada por el vespertino London Evening Standard. “No es el que acostumbraba a ser. Tiene talento y es brillante pero están esas pequeñas cosas, como esa irónica sonrisa en el coche que da una imagen terrible”, añade aludiendo a la fotografía. Esta fue reproducida en primera página por numerosos diarios el jueves y da la sensación de que Brown, que hasta entonces no había abierto la boca en público, estaba disfrutando de lo lindo por los apuros de Blair, reforzando la impresión de que él ha sido el organizador de la revuelta y dañando así su propia imagen.
“Mucha gente se ha molestado y se ha sentido vejada. Ha sido algo estúpido”, sostiene el ex ministro, cuyas relaciones con Brown son malas desde hace años. Clarke cuestionó que el canciller del Exchequer –ministro del Tesoro– “esté en condiciones de ser primer ministro” y se refirió al archiblairista Alan Milburn, enemigo jurado de Brown, como “carne de primer ministro”. Sus palabras amenazan con reabrir el conflicto laborista, precariamente cerrado con el anuncio de Blair de que dejará el cargo antes de un año y el aparente pacto de que, en febrero, durante el congreso de primavera del Partido Laborista, anunciará que dimitirá el 4 de mayo, un día después de las elecciones locales y regionales y dos días después de que se cumplan los 10 años de su entrada en Downing Street.
Pero no parece que sus palabras hayan sido orquestadas por los blairistas. Clarke tiene peso específico e independencia para hablar por su cuenta y, aunque históricamente próximo a Blair, sus relaciones con el primer ministro se han deteriorado desde que éste lo cesó la pasada primavera como ministro del Interior. El portavoz oficial del primer ministro no quiso entrar en el debate: “No tengo absolutamente nada que decir. Sólo me interesa el trabajo del gobierno”, dijo, y varios ministros y diputados le reprocharon a Clarke sus comentarios. Gordon Brown dio ayer un nuevo paso para relajar la tensión con el primer ministro al referirse “al valiente liderazgo de Tony Blair” en un artículo en el diario The Sun en el que se alinea con su política en materia antiterrorista y de seguridad ciudadana. En el mismo artículo considera obvio que la policía necesite más de 28 días para investigar a los sospechosos de terrorismo, en línea con las intenciones de Blair de pedir al Parlamento que aumente el período de detención.
Brown, que en los próximos días viajará a Nueva York coincidiendo con el quinto aniversario de los atentados del 11 de septiembre, afirma que va allí a “reafirmar al pueblo estadounidense que Gran Bretaña se mantiene ahora, como entonces, hombro con hombro con ellos”. Significativamente, Brown no se refiere al presidente George Bush, sino al “pueblo estadounidense”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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