Lun 09.10.2006

EL MUNDO

En la ONU todos dirán te quiero a un surcoreano

Ban Ki-Moon, que tiene el beneplácito de Washington, es el favorito a suceder a Kofi Annan en la secretaría general. La ONU evalúa qué hacer si Norcorea avanza en su amenaza nuclear.

Un surcoreano será elegido hoy, si no se presentan sorpresas de último momento, sucesor del secretario general de la ONU, Kofi Annan. El Consejo de Seguridad convocó a una votación formal para decidir quién dirigirá los destinos de la organización internacional a partir de enero de 2007. Tras cumplir dos mandatos, contabilizando diez años al frente de la ONU, Annan sería relevado por Ban Ki-Moon, un diplomático de 62 años que atesora una larga trayectoria profesional y que ha estado muy vinculado a la ONU y a Estados Unidos. El surcoreano, que ocupa el Ministerio de Exteriores de su país desde 2004, vio favorecida su candidatura porque le toca a Asia, según una norma no escrita de rotación regional, ocupar el puesto en la secretaría. Ban sería confirmado en la secretaría general en un momento en que las relaciones de su vecino, Corea del Norte, con la comunidad internacional pasan por un momento de tensión.

Ban nació el 13 de junio de 1944, obtuvo la licenciatura en Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional de Seúl en 1970 y un Master de Administración Pública por la Universidad de Harvard en 1985. El Ministerio del Exterior, que ocupa desde enero de 2004, suponía hasta ahora el colofón a una carrera diplomática que comenzó en Nueva Delhi y continuó más tarde en la misión surcoreana en la ONU. De ahí dio el salto a la Embajada de Corea del Sur en Washington. Tras su paso por Estados Unidos, Ban Ki-Moon fue nombrado viceministro de Planificación Política y Organizaciones Internacionales en 1995, un año antes de convertirse en consejero nacional de Seguridad de la Presidencia surcoreana.

Además de ser embajador de Austria, este político cristiano y padre de tres hijos se ha especializado en las relaciones entre las dos Coreas, ya que en 1992 fue vicepresidente de la Comisión de Control Nuclear entre ambos países. Ya como ministro de Exteriores, también fue uno de los participantes en las conversaciones a seis bandas de Pekín, que acordaron el año pasado ayudar económicamente a la depauperada Corea del Norte a cambio de su renuncia a las armas nucleares. Aunque no se logró un acuerdo, la oportunidad le granjeó a Ban el reconocimiento de las potencias que intervenían en la negociación: Estados Unidos, China, Japón y Rusia.

Gracias a estos contactos y la larga experiencia acumulada en el cuartel general de la ONU, al candidato surcoreano no le ha sido difícil batir a los otros seis aspirantes que optaban al puesto de secretario general. Sus rivales eran el depuesto viceprimer ministro de Tailandia, Surakiart Sathirathai; el diplomático hindú Shashi Tharoor; el embajador de Jordania en la ONU, príncipe Zeid Raad al Hussein; el diplomático de Sri Lanka Jayantha Dhanapala, el anterior titular de Finanzas afgano, Ashraf Ghani; y la presidenta de Letonia, Vaira Vike-Freiberga.

Para ser seleccionado para el puesto en votación oficial se requiere tener el apoyo de al menos nueve de los 15 países miembros del Consejo y no tener el veto de alguno de los cinco permanentes: Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Gran Bretaña. Una vez que el Consejo alcance un acuerdo, y en cuestión de mero trámite, la persona seleccionada deberá recibir el respaldo de la Asamblea General, en donde se sientan los 192 estados miembros de la organización.

Ban llega a la votación de hoy con el apoyo de 14 de los 15 miembros del Consejo. Según fuentes diplomáticas, ha sido su reputación de “hombre de consenso” lo que ha imperado en las preferencias de los miembros del máximo órgano de decisión de la ONU. Efectivamente, Ban se autodefine como “armonizador y equilibrador” de puntos de vista diversos. El surcoreano es considerado por muchos como un diplomático muy cercano a Estados Unidos, pero él afirma que lejos de jugar en su contra, esto juega a su favor. “Sólo sé que soy alguien que puede trabajar con todo el mundo, y tener interlocución con todo el mundo. En un tiempo como el que vivimos, eso yo lo veo como ventaja”, puntualizó Ban.

Aunque todavía no fue seleccionado oficialmente, el diplomático ya está haciendo planes para su mandato. En una entrevista del diario Financial Times, Ban expresó su intención de visitar Corea del Norte con el objetivo de convencer al gobierno de ese país de la conveniencia de seguir la vía diplomática y no implicarse en “actividades negativas”. Apuntando que Annan no pudo visitar Corea del Norte durante sus diez años de mandato, Ban indicó que un viaje a ese país está claramente entre sus planes. Sobre todo después de que la semana pasada Corea del Norte anunció que hará una prueba nuclear en un futuro, con el fin de fortalecer su poder de disuasión atómica ante la “hostilidad” de Estados Unidos. Declaración que le valió una respuesta del Consejo de Seguridad de la ONU, que exhortó al país a desistir de realizar la prueba.

Ban espera poder realizar su aporte en el conflicto. “Dado que tengo un mayor conocimiento y experiencia sobre las relaciones inter-coreanas, creo que estaré en una mejor posición para abordar este asunto como secretario general”, indicó el diplomático. El interrogante que se abre es si Corea del Norte estará tan dispuesta como él a tratar el tema, siendo Bar surcoreano. El político asiático es optimista. Si bien admite sus “limitaciones” como titular surcoreano de Exteriores para interceder en la crisis, insiste en que en calidad de secretario general podrá mediar mejor entre Seúl, Pyongyang y las potencias internacionales.

Informe: Virginia Scardamaglia.

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