Los candidatos presidenciales brasileños siguen sumando apoyos de cara a la segunda ronda electoral del próximo 29 de octubre. Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil (MST), pidió ayer “movilizarse para reelegir al presidente Luiz Inácio Lula da Silva” y cerrar el paso a la derecha que, según él, representa el rival socialdemócrata Geraldo Alckmin. En tanto, Alckmin sumó el apoyo del centroizquierdista Partido Democrático de los Trabajadores (PDT), cuyo candidato presidencial fue el ex ministro de Lula Cristovam Buarque. Por otra parte, Lula y Alckmin protagonizaron ayer un duro cruce verbal. Lula afirmó que el Partido de la Social Democracia (PSDB), de Alckmin, “no debería tener candidato a nada, porque sólo sabe privatizar”, mientras la oposición dijo que las declaraciones del presidente son “un acto de desesperación”.

“Una victoria de Alckmin sería una derrota gravísima para el pueblo brasileño”, escribió ayer Stédile, líder del MST, en una columna en el diario Folha de Sao Paulo. “Alckmin representa los intereses de las multinacionales, del gobierno del presidente estadounidense George W. Bush, de la burguesía brasileña y de los hacendados”, dijo Stédile, quien es un histórico aliado de Lula, pero crítico de su política económica. “Los movimientos sociales debemos movilizarnos, arremangarnos e ir a las calles a derrotar la candidatura de Alckmin”, agregó. En este sentido, el presidente brasileño tuvo anoche un reencuentro en el Club Regatas de Tiete, en San Pablo, con su primer amor político: los movimientos sociales, que en la primera vuelta fueron indiferentes pero ahora expresan un apoyo más claro.

Stédile no fue el único que criticó a Alckmin. También lo hizo Lula, en declaraciones a dos radios locales. El presidente y candidato mantuvo alto el tono de la campaña para la segunda vuelta electoral, que entró en una vorágine de acusaciones y descalificaciones desde el primer debate entre ambos candidatos, el domingo pasado. Ayer, Lula reiteró las acusaciones hechas en ese debate, cuando dijo que Alckmin y el PSDB tienen planes de privatizar la petrolera Petrobras, el Banco do Brasil y la Caixa Económica Federal, dos grandes instituciones bancarias estatales.

“El PSDB sólo sirve para privatizar el patrimonio nacional”, afirmó Lula. El presidente aludía a las ventas de empresas públicas que hubo durante la gestión de su antecesor y correligionario de Alckmin, Fernando Henrique Cardoso, quien gobernó en el período 1995-2003. “Lo único que saben hacer es vender cosas, por eso no deberían tener candidato a nada”, sostuvo. El mandatario brasileño también ironizó sobre la intención de Alckmin de vender el avión presidencial para invertir el dinero en construir escuelas, si llega a la presidencia. Lula dijo que lo irrita la pequeñez del comentario. “Sólo un loco puede pensar que puedo realizar viajes internacionales en aviones comerciales”, dijo el mandatario.

La oposición se unió en torno de Alckmin y también disparó contra Lula. “Mantener una mentira repetida, como en el caso de las privatizaciones, es la prueba de que tenemos un presidente mentiroso. Es una estrategia equivocada del presidente”, dijo Jorge Bornhausen, titular del Partido del Frente Liberal (PFL) y uno de los principales aliados de Alckmin.