Mar 31.10.2006

EL MUNDO  › ENTREVISTA A MARCIO POCHMAN, DEL OFICIALISTA PARTIDO DE LOS TRABAJADORES

“En Brasil, la puja ya se da en Economía”

El interrogante que se abre es qué rumbo económico dará Lula a su segunda gestión. Hay dos frentes, uno más desarrollista, ligado a la figura del actual ministro Guido Mantega, y uno monetarista, el de su antecesor, Antonio Palocci. Pochman antepone el pragmatismo del presidente.

› Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

“Se acabó la era Palocci.” Con eso el ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, quiso decir que en el segundo mandato Luiz Inácio Lula da Silva no repetirá la política económica ortodoxa, herencia del ex ministro Antonio Palocci. Las declaraciones de Genro fueron reforzadas por el actual ministro de Economía, Guido Mantega. El mercado financiero no opina igual que los funcionarios, y lo hizo notar con una leve caída de la Bolsa, mientras algunos medios advierten sobre las que llaman “tentaciones populistas” de Lula. Anoche el presidente reelecto aseguró en televisión: “El segundo mandato se llamará desarrollo y distribución de renta”.

La puja entre monetaristas y desarrollistas está servida, señala el economista Marcio Pochman, una de las voces más autorizadas en la materia dentro del Partido de los Trabajadores y ex miembro del gabinete de la ex alcaldesa paulistana Marta Suplicy.

–¿Lula cederá a las presiones del mercado?

–Yo diría que hay áreas del futuro gobierno Lula no negociables y áreas que sí lo son, y el Ministerio de Hacienda está en medio de una fuerte disputa. De un lado está Mantega aproximándose a sectores y dirigentes que respaldan su perfil más desarrollista, como la ministra jefe de la Casa Civil, Dilma Roussef. Y del otro tenemos a Palocci realizando los mismos movimientos, en sentido contrario, para dar a Hacienda la fisonomía que tenía cuando él fue ministro. No creo que él esté buscando su retorno, eso es políticamente difícil (renunció el año pasado por un escándalo), pero Palocci tiene buenas relaciones en el mercado y trabaja para que alguien que los represente sea nombrado.

–Se habla del ex ministro de la dictadura Delfim Neto.

–Es difícil, no porque Lula no le tenga simpatía, lo consulta frecuentemente, pero Neto tuvo una mala votación como candidato a diputado y eso perjudicó su representatividad. De todos modos, creo que seguirá siendo consultor del (Palacio del) Planalto.

–Lula es desarrollista o monetarista?

–Es pragmático. En este segundo gobierno tendrá mucha fuerza política, mucho más fuerte que en 2002 en materia de apoyos territoriales gracias a que ya logró el respaldo de 16 (sobre 27 gobernadores) y podría arrimar alguno más. También será más fuerte en el Parlamento. Ahora todo eso no le da una garantía de que Lula va a optar por una vía más desarrollista. Lula es muy pragmático y va a elegir un camino seguro, en base al respaldo objetivo de poder que logre acumular, y a lo que surja de esa correlación de fuerzas.

–¿Cuál es la importancia que Lula da al Estado?

–Lula tiene una visión del Estado muy diferente a la de Geraldo Alckmin, y eso se vio en la campaña. El PSDB cree que el crecimiento se alcanza cortando el espacio estatal, Lula entiende que el crecimiento pasa por la recuperación de la capacidad de inversión del Estado. Y si se privatiza se abre mano de esa herramienta. Por eso creo que fue válido que en la campaña electoral se hayan discutido, ante la sociedad, las privatizaciones. Es un tema de real importancia, recuerde que Brasil en los años ’90 sólo quedó atrás de Rusia en el monto de las privatizaciones. Acá se privatizaron empresas por 100 mil millones de dólares y eso no trajo ni crecimiento ni reducción de la deuda, que creció.

–El mercado exige una reforma previsional inmediata, porque sería deficitaria. ¿Eso es así?

–La presión del mercado para que haya una reforma previsional es tan fuerte que creo que ése será el primer punto del programa de reformas del segundo mandato. El sistema previsional no es deficitario. La Constitución de 1988 estableció que el presupuesto de la seguridad social, que incluye previsión y asistencia social, se abastece de las contribuciones laborales, patronales y de una serie de impuestos al cheque y al lucro líquido. Ese conjunto de recursos es mayor que los gastos, sucede que esos recursos son sistemáticamente desviados, originando un falso déficit. La verdad es que la previsión social es superavitaria en unos 20 mil millones de dólares.

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