Es oficial. La Corte Nacional Electoral ayer confirmó la validez del cómputo de votos del pasado escrutinio del 30 de junio frente a acusaciones de fraude de parte del que salió tercero perdedor, Manfred Reyes Villa; así, con la cara definida de la dupla en carrera, el ex presidente Sánchez de Lozada (por el MNR) y el líder cocalero Evo Morales (por el MAS), ayer se abrió el juego partidista hasta el 4 de agosto, cuando se celebre la segunda vuelta presidencial en el Parlamento. Mientras el ex presidente Jaime Paz Zamora –por el MIR, cuarto lugar en el escrutinio– llamó a un “esfuerzo de unidad” de los dos candidatos, el líder del NFR de Reyes Villa se mostró imparcial, y el mismo Evo Morales amenazó ayer con una insurrección armada, en caso de que no le permitan el acceso a la presidencia.
La populista Nueva Fuerza Republicana (NFR), del derrotado ex capitán Reyes Villa, anunció que no cederá sus votos a ninguno de los candidatos durante la votación del Congreso que debe elegir al nuevo presidente y de realizar una “oposición constructiva”. Paz Zamora quedó en evidente arbitraje del empate técnico, quien ayer demandó un acuerdo de unidad entre Lozada y Morales. El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) de Sánchez de Lozada obtuvo 11 escaños en el Senado y 36 diputados, y el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, 8 senadores y 27 diputados. Morales, el primer indígena que disputará la presidencia, advirtió sobre una posible insurrección en su país si no se llegase a permitir el acceso a la jefatura, en caso de ser nombrado mandatario. El MAS anunció que no realizará acuerdos previos a la votación y, por su carácter radical, aparentemente no recibirá adhesiones del NFR ni del MIR, las dos únicas organizaciones capaces de permitir –por el número de sus bancadas– la elección del nuevo presidente.