La jornada de ayer fue de entierros y disturbios a lo largo de los territorios palestinos. Decenas de miles de personas acudieron a los sepelios de las 19 personas –la gran mayoría niños y mujeres de una misma familia– que murieron la víspera bajo el fuego de los obuses israelíes cuando dormían en sus casas de Beit Hanun –Franja de Gaza–. Se clamaban venganza en el poblado cortejo en medio de un ambiente de odio desatado. “Queremos ver cómo los judíos colocan sus cadáveres en las bolsas”, dijo un familiar de las víctimas mortales. “Dios quiera que podamos vivir para ver nuestra gran revancha”, comentó otro asistente. Porque nadie entre los palestinos cree en la versión del error técnico como causa de la matanza. “Un proyectil puede desviarse. Quince, no. Fue fuego directo. Mataron a mujeres y niños y nos llenaron a nosotros de odio”, concluyó. El primer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo que ya había sido verificado que el disparo de las bombas sobre el edificio en Beit Hanun se debió a un “error técnico”. Confirmó el gobernante, no obstante, que los ataques a Gaza continuarán y atribuyó al fatalismo eventuales matanzas como la del miércoles. “Haremos todo lo posible para detener el lanzamiento de cohetes kassam. Accidentes como el de Beit Hanun pueden repetirse.” Pero los cohetes caseros, al menos siete ayer, siguen cayendo sobre Israel. Dos de ellos en el centro de Sderot, la ciudad en la que vivió y de la que fue alcalde el actual ministro de Defensa, Amir Peretz, al que los manifestantes palestinos compararon con el halcón Ariel Sharon. Es mayoritaria entre los palestinos la creencia de que la brutalidad de los ataques israelíes sólo obedecen al deseo de enviar un mensaje: mientras Hamas esté en el gobierno, sólo puede esperarse el desastre. No está nada claro que vaya a calar en la población. En plenas negociaciones entre los partidos palestinos para la formación de un gobierno de unidad, que sea capaz de poner fin al bloqueo económico de Gaza y Cisjordania, Olmert propuso una reunión inmediata con el presidente palestino, Mahmud Abbas. Un anuncio que no puede sino sembrar desconfianza en los dirigentes de Hamas interlocutores de Abbas en las negociaciones.