Alan García sufrió su primera derrota en el Congreso desde que asumió la presidencia, hace poco más de tres meses, y en buena medida se lo debe a dos empresas argentinas. Fue una derrota que no esperaba y que lo sorprendió en Brasil, mientras se reunía con el presidente Lula. Contra la expresa voluntad del presidente peruano, ayer el Parlamento aprobó interpelar al ministro de Energía y Minas, Juan Valdivia, que deberá presentarse el próximo miércoles 22 listo para responder un pliego de 18 preguntas. Al ministro se le cuestiona, entre otras cosas, la falta de información sobre la renegociación anunciada con el Consorcio Camisea –integrado por las empresas argentinas Techint y Pluspetrol–, que explota el mayor yacimiento de gas del país y que está cuestionado por la construcción defectuosa del gasoducto que va desde la selva hasta la costa. Desde Brasil, García reaccionó diciendo que la interpelación a su ministro era inconveniente para los intereses del país, porque podía afectar las inversiones en el sector energético.

La interpelación, presentada por la bancada del Partido Nacionalista (PN) de Ollanta Humala, fue aprobada con 57 votos. Para aprobar una censura a Valdivia, lo que lo obligaría a renunciar al cargo, la oposición necesita 61 votos. Antes de la votación el oficialismo aprista creía tener todo controlado. Para hacer mayoría, en estos tres meses ha contado con el apoyo de la derechista Unidad Nacional (UN) y del fujimorismo, además del eventual respaldo de disidentes del PN.

Pero esta vez UN decidió desmarcarse del gobierno y, sorpresivamente, se sumó al PN para aprobar la interpelación al ministro Valdivia. Horas antes del sorpresivo giro de UN, su líder y ex candidata presidencial, Lourdes Flores, reapareció ante la prensa para criticar al gobierno de García y a los empresarios que lo apoyan. Con esta declaración, Flores ha querido recuperar un espacio propio, que ha perdido por el abierto apoyo que UN le ha venido dando al gobierno.

Pero difícilmente ruede la cabeza de Valdivia. No es probable que UN vaya hasta el final y apoye con sus 18 votos una censura al ministro cuando sus principales voceros han coincidido con la política energética del gobierno. Su respaldo a la interpelación parece ser más un gesto dirigido a las galerías para dar una imagen de distancia frente al gobierno.

El sector energético es el que más recursos le da a la caja fiscal, debido a los altos precios de los minerales, pero, también, la mayor fuente de problemas. Al gobierno se le cuestiona que las empresas mineras obtienen altas utilidades pero dejan muy poco para el Estado y las comunidades en las que operan, que son las más pobres del país. durante la campaña presidencial García había prometido gravar las rentas extraordinarias de la empresas energética, pero al llegar al gobierno cambió de idea y pidió un aporte único por una cifra muy inferior a lo que se obtendría con el gravamen.

En estos tres meses se han suscitados varias protestas, en algunos casos violentas, contra la contaminación producida por las mineras y petroleras.

Entre los casos de contaminación por los que deberá responder el ministro se destaca el producido por la petrolera argentina Pluspetrol en el Amazonas, que desató un conflicto con las comunidades nativas.

La explotación del gas de Camisea será otro de los temas centrales de la interpelación.

El cuestionamiento más serio en el caso Camisea es la defectuosa construcción del gasoducto hecho por la empresa argentina Techint.

La oposición también le cuestiona al gobierno su proyecto de venderle gas natural a Chile, ya que dicha transferencia afectaría las reservas del Perú.