EL MUNDO › HABLA EL MINISTRO DE INTEGRACION DE CHAVEZ
› Por Lucía Alvarez y Diego González
Desde Caracas
Gustavo Márquez, ministro de Estado para la Integración y el Comercio Exterior de Venezuela, es un entusiasta impulsor de la participación en bloques regionales. Para él, todos cumplen la misma función integradora, sólo que a diferentes velocidades. En esta entrevista reclama una mayor intervención estatal en el Mercosur para bajar el nivel de competencia entre los países miembro.
–¿Qué implica el triunfo de Chávez en el plano internacional?
–Se ha logrado derrumbar definitivamente la matriz de opinión que sostenía que acá había un tirano que manipulaba al pueblo. Hoy hasta los más acérrimos enemigos, el propio imperio y sus voceros han tenido que reconocer que aquí hay democracia.
–Tres días después de haber sido reelecto, el presidente Chávez salió a su primera gira internacional. ¿Cuál es la estrategia para conversar con otros gobiernos?
–La clave es el respeto al principio de autodeterminación y soberanía de los pueblos. Son ellos quienes deciden y determinan su propio destino; cualquier otro esquema es de dominación y nosotros lo rechazamos absolutamente porque somos antiimperialistas. Eso no significa, por supuesto, que no haya una dinámica de intercambio, de desarrollo de relaciones horizontales entre los pueblos. No nos olvidemos que los fenómenos revolucionarios no son decisiones de los Estados, son los pueblos los que van compartiendo proyectos y luchas comunes. En América latina hay una base cultural común y es desde ahí que tenemos que partir. Simón Rodríguez, el educador de Bolívar, dijo: “O inventamos o erramos”.
–¿Qué ocurrirá con el Mercosur?
–Como actor dentro de la región, impulsamos la transformación del Mercosur para que trascienda lo meramente comercial inspirado en el neoliberalismo. Buscamos un modelo de integración verdadera que solamente es posible bajo los principios de solidaridad, de cooperación, de complementación y de respeto a la soberanía de cada Estado y cada pueblo.
–¿El ingreso al Mercosur significará una invasión de productos brasileños y frenará el desarrollo de la industria?
–Ese temor tiene asidero. Hay una realidad en el Mercosur que son las asimetrías. A pesar de que en el discurso se las reconoce, en la práctica no hay todavía mecanismos concretos que las compensen para evitar los desequilibrios. Actualmente, el espíritu es de competencia entre grandes empresas, no de complementación.
–Chávez habla de dos ejes fundamentales en América latina: La Habana - Caracas - La Paz, el ALBA y Caracas - Brasilia - Buenos Aires, el Mercosur. ¿Cuáles son las diferencias y objetivos en uno y otro?
–Se trata de dos ámbitos que son lo mismo pero con diferentes velocidades. Hay que entender que podemos irnos integrando de manera parcial y lograr otro nivel en otro ámbito. El ALBA es una plataforma de integración avanzada que convive con la integración dentro del Mercosur, con la Comunidad Andina de Naciones y con la Comunidad Sudamericana. Estos espacios no son contradictorios, son distintos escenarios, distintas velocidades que hay que evaluar, que hay que valorar y que hay que respetar para que al final podamos construir el gran bloque regional.
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