EL MUNDO › ECUADOR AMENAZA CON ROMPER LAS RELACIONES
Ecuador puso en duda ayer su relación de cooperación y amistad con Colombia. Así lo anunció el canciller Francisco Carrión, sin intentar disimular su enojo, después de enterarse que el gobierno de Bogotá había reanudado las fumigaciones antidrogas en la frontera. “Podemos, efectivamente, llamar en consultas o hasta retirar a nuestro embajador de Bogotá, porque ésta es una muestra de hostilidad hacia Ecuador”, advirtió el ministro. En Quito, la noticia sobre las fumigaciones cayó como una bomba. Hace un año, los dos gobiernos habían acordado mantener un corredor fronterizo de unos diez kilómetros libre de tóxicos del lado ecuatoriano, promesa que las autoridades colombianas rompieron ayer. “Colombia es un pueblo hermano, pero entre hermanos puede haber abusos y esto es un abuso”, sentenció el presidente electo Rafael Correa.
Bogotá reanudó las tareas de fumigación en dos departamentos linderos con la frontera ecuatoriana, Nariño y Putumayo. No hubo advertencias, destacaban desde Quito, al tiempo que rechazaban las explicaciones de la policía colombiana –que sólo llegaron cuando los aviones ya habían despegado–. Bogotá aseguró que los cultivos de coca han crecido en el último año, alcanzando las diez mil hectáreas y que es necesario combatirlos. Pero el problema es que junto con las plantaciones ilegales, también son arrasadas las cosechas ecuatorianas y son contaminados los pobladores de las regiones fronterizas. El presidente ecuatoriano, Alfredo Palacio, médico de profesión, estuvo visitando los pueblos afectados y constató los efectos del glifosato –el tóxico que se utiliza en las fumigaciones–: quemaduras en la piel, enfermedades crónicas y la contaminación de la producción agropecuaria.
El gobierno de Ecuador no se limitó a amenazar con retirar a su embajador de Bogotá, sino que dejó entrever una medida mucho más extrema: la repatriación de colombianos ilegales. Actualmente, cerca de un millón de colombianos se refugiaron del otro lado de la frontera, intentando huir de los enfrentamientos entre las guerrillas y el ejército. “Hemos sido suficiente y excesivamente solidarios en recibir tantos colombianos. Y a cambio estamos recibiendo un acto de hostilidad”, se indignó el canciller ecuatoriano ante la prensa local. “No descarto que Ecuador, en responsabilidad con su pueblo, pueda tomar decisiones que puedan dejar que sea solidario en ese ámbito”, dijo como al pasar el ministro.
El gobierno colombiano sigue pidiendo la colaboración de las autoridades ecuatorianas. Palacio se ha negado a negociar cualquier tipo de ayuda que incluya las fumigaciones y Correa, quien lo sucederá el 15 de enero próximo, ha sido aún más categórico que él, inclusive rechazando reconocer a las FARC como terroristas.
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