Sáb 16.12.2006

EL MUNDO  › CERRO UNA INVESTIGACION POR COIMAS EN UNA VENTA DE AVIONES MILITARES

Acusan a Blair de apañar corruptos

Con su prestigio en picada en el tramo final de su gobierno, dos casos resonantes golpean la imagen de cruzado contra los corruptos que lo llevó a ganar su primera elección. Un caso involucra al gobierno de Arabia Saudita, un aliado en la guerra contra el terrorismo.

› Por Marcelo Justo
Desde Londres

El primer ministro británico Tony Blair defendió la decisión de poner fin a la investigación de una compra multimillonaria de aviones de combate por parte de Arabia Saudita. La investigación giraba en torno de unos 100 millones de dólares en coimas presuntamente pagadas por British Aerospace a miembros de la familia real de Arabia Saudita por la venta de unos 200 aviones de combate en los años ‘80. “La relación con Arabia Saudita es fundamental en la lucha contra el terrorismo. No podíamos poner en peligro esta relación. Es vital para nuestra seguridad nacional”, justificó el primer ministro británico al final de la cumbre de la Unión Europea en Bruselas, poco antes de iniciar una gira por Medio Oriente.

En Gran Bretaña la oposición rechazó esta mezcla de lógica diplomática y razón de estado. “No puede ser que por la presión de Arabia Saudita y por razones puramente comerciales decidamos cerrar una investigación sobre presuntos hechos de corrupción”, dijo Simon Hughes, número dos del partido liberal demócrata. Estas “razones comerciales”, que el gobierno negó categóricamente, son más que elocuentes. British Aerospace y Arabia Saudita están negociando un contrato por unos 20 mil millones de dólares para la compra de 72 unidades del avión de combate Eurofighter Typhoon. En términos de empleo estos contratos significan unos nueve mil puestos en la zona industrial de Lancashire en el noroeste de Inglaterra. Por eso ayer, mientras la oposición protestaba, los trabajadores de British Aerospace System celebraban el cierre de la investigación y la estabilidad laboral.

El anuncio lo hizo el procurador general de Gran Bretaña Lord Goldsmith ante la cámara de los lores el jueves. “El primer ministro, la cancillería y el ministerio de defensa han dicho que la continuación de la investigación dañaría seriamente la relación bilateral del Reino Unido con Arabia Saudita en temas de seguridad y cooperación diplomática”, dijo Lord Goldsmith. Cualquier otro día un anuncio de esta naturaleza habría encabezado todos los boletines informativos, pero el jueves el país entero estaba sumergido en el informe oficial de la policía británica sobre la muerte de la princesa Digna en 1997, que calificaba al hecho de “trágico accidente” y descartaba un oscuro complot de los servicios secretos para eliminar a Lado Di y su amante musulmán, Dad Al Fallad.

Críticos y opositores acusaron al gobierno de manipular descaradamente la agenda mediática. La ex ministra laborista Clame Caerte, hoy acérrima enemiga de Tony Blair, no tuvo palos en la lengua. “Este gobierno está más manchado de lo que uno se imaginaba. El anuncio equivale a decir que British Aerospace está más allá de la ley. El mensaje a los empresarios corruptos es claro: siempre contarán con la protección del gobierno”, dijo Caerte. Otros ironizaron sobre la reacción de gobiernos africanos a los que el primer ministro laborista ha sermoneado este mismo año sobre la necesidad de luchar contra la corrupción si querían recibir ayuda.

El jueves fue un día difícil para el laborismo. Ese día la policía interrogó a Tony Blair por otro presunto caso de corrupción, bautizado “casa flor peerages”, dinero por títulos honorarios. El dinero en cuestión son unos préstamos para financiar la campaña política del laborismo que, a cambio, habría recomendado que se otorgara a los millonarios donantes el codiciado título de sir que tanto desvela a la sociedad británica. La policía interrogó a Blair como testigo y no como implicado en este escándalo, pero no por ello fue menos impactante: es la primera vez en la historia que se interroga a un primer ministro en funciones como parte de una investigación de corrupción. Todo muy irónico si se tiene en cuenta que cuando llegó al poder, en 1997, el primer ministro prometió que el Laborismo sería implacable en su lucha contra la corrupción. Con la pesada mochila de todos estos temas a cuestas, el primer ministro será uno de los pocos políticos del universo que verán con alivio su gira de estos días por la zona más conflictiva de planeta: Medio Oriente.

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