EL MUNDO › MUEREN 15 POLICIAS EN UN ATENTADO EN BAGDAD
El recrudecimiento de la violencia dejó en Irak al menos 27 muertos ayer, 15 de ellos en un atentado en Bagdad. Al mismo tiempo, el nuevo secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, cumplía su segundo día de visita en ese país para conocer la situación sobre el terreno. Como ya es habitual, la policía encontró 38 cadáveres con impactos de bala y signos de tortura que fueron hallados ayer en distintos barrios sunnitas y chiítas de Bagdad. Además cuatro marines fueron inculpados por la Justicia militar estadounidense por la masacre en 2005 de 24 civiles iraquíes en la ciudad de Haditha, al oeste de Bagdad, según informaron los abogados defensores y familiares de los acusados.
A primera hora de la mañana, un kamikaze con un cinturón de explosivos logró llegar hasta un centro de reclutamiento situado en el centro de Bagdad, en una calle donde está prohibida la circulación. Allí se acercó a un grupo de personas que hacían cola para convertirse en policías y se inmoló. Según el último balance difundido anoche por el ejército estadounidense, doce aspirantes y tres policías fallecieron en ese atentado. Este centro de reclutamiento, situado cerca del Ministerio de Interior, ya había sido el objetivo de al menos tres ataques fatales.
Otros dos civiles murieron en Bagdad en la explosión de un coche bomba en el barrio de Al Amel, en el oeste de la capital. Poco tiempo después, dos mujeres fallecían en un mercado del barrio de mayoría chiíta de Abdudchir, en el suroeste, tras caer dos obuses de mortero. En el resto del país, en tanto, al menos cuatro personas murieron. Además, el Ministerio de Defensa anunció que había matado a doce “terroristas” y detenido a 56 sospechosos de terrorismo a lo largo de todo el país. El ejército estadounidense también informó de la muerte de tres soldados en los últimos días, lo que elevaría a casi tres mil el número de militares estadounidenses muertos desde el inicio de la invasión.
En este contexto, el nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, continuaba ayer con su visita sobre el terreno. El sucesor de Donald Rumsfeld estuvo desayunando con una quincena de militares de alto rango del contingente estadounidense en la base de Camp Victory, en Bagdad.
“Estamos tratando de aplicar nuevas medidas que nos llevarán hacia el progreso”, comentó Gates, quien además manifestó su deseo de que se realicen más esfuerzos en la reconstrucción del país. Después se reunió en la “zona verde”, el sector ultraprotegido de la capital en donde se encuentran las embajadas de Estados Unidos y el Reino Unido. Allí se reunió con el primer ministro Nuri al Maliki, uno de los dirigentes que más se opone a un aumento del contingente estadounidense en el país, una medida que está analizando el presidente George Bush.
Cuatro marines fueron acusados por una corte marcial en Camp Pendleton, California, tras la matanza a sangre fría de 24 iraquíes en noviembre de 2005. Se trata del peor caso de crimen de guerra que involucró a militares estadounidenses desde que comenzó el conflicto en marzo de 2003.
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