Mientras una tregua se afianza, la otra amenaza con quebrarse. Ayer el nuevo alto el fuego entre grupos palestinos rivales parecía finalmente consolidarse tras varios días de violencia y muertos en la Franja de Gaza. Por el contrario, el cese de hostilidades con Israel estaría siendo cuestionado por parte del gabinete del premier Ehud Olmert. Uno de ellos es el ministro de Defensa, Amir Peretz. Alentado por las autoridades militares, ha intentado persuadir a Olmert para que permita responder a los ataques de los milicianos palestinos, quienes en las últimas 24 horas dispararon diez de sus cohetes Al Kasam contra la ciudad de Sderot y otras localidades vecinas de Gaza. Por ahora, el premier israelí se ha mantenido firme en su política “de contención”, principalmente por miedo a que nuevos ataques provoquen una escalada de violencia como la del mes pasado. Si Olmert cambiara de opinión, la reanudación de las operaciones militares contra las facciones en la Franja de Gaza podría llevar a cancelar una esperada reunión cumbre con el presidente palestino, Mahmud Abbas. Esta reunión es crucial para el premier. En ella buscará fortalecer a Abbas y su plan de elecciones adelantadas, que intenta reemplazar al gobierno de Hamas por uno más moderado. Aunque Hamas rechaza la idea de las elecciones, sí ha estado negociando un eventual gobierno de unidad nacional con Fatah, la organización liderada por Abbas. Para ello, el cumplimiento de la tregua de ayer es esencial. El último incidente serio provocado por la tensión entre los palestinos fue la muerte de dos activistas del partido Fatah el miércoles en un enfrentamiento con militantes del movimiento islamista. Esta ola de violencia había hecho temer un derrumbe del alto el fuego que había entrado en vigencia la noche anterior. Abbas volvió a instar ayer a que los palestinos demuestren responsabilidad y consoliden la tranquilidad. También aprovechó la calma para continuar las negociaciones con la Unión Europea, uno de sus principales aliados, esta vez representado por el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Massimo d’Alema.