Fue en el País Vasco y demostró que el grupo terrorista está decidido a lanzar otra ofensiva. Hallaron el cadáver del segundo ecuatoriano que había desaparecido tras el atentado del sábado.
› Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
Después del atentado en Madrid, ETA parece dispuesta a seguir matando. El hallazgo ayer en el País Vasco de otro coche bomba con casi cien kilos de explosivos listos para ser utilizados confirma que el ataque del pasado sábado en el aeropuerto de Barajas no es una simple demostración de fuerza del grupo independentista, sino más bien el comienzo de una violenta ofensiva. Mientras tanto, los rescatistas hallaron el cuerpo del otro ecuatoriano desaparecido.
Agentes de la policía vasca dieron casi por casualidad con un automóvil de marca Rover en la localidad de Atxondo, que les llamó la atención porque hacía varios días que parecía abandonado. Al mirar con más detenimiento descubrieron unas manchas sospechosas, lo que los llevó a forzar la apertura del vehículo. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que las manchas procedían de un compuesto químico utilizado en explosivos. En el baúl del coche encontraron un bidón con amonal, una sustancia altamente explosiva. Después de analizar con más detenimiento el hallazgo, se dieron cuenta de que en realidad el bidón era una bomba ya lista para ser utilizada, a la que sólo le faltaba el detonador. ETA estaba lista para otro ataque mortal.
La noticia coincidió con la visita de José Luis Rodríguez Zapatero a la escena del atentado, luego de cuatro días de silencio en los que el primer ministro español se mantuvo recluido en la residencia de Doñana, donde se encontraba pasando sus vacaciones de fin de año cuando sucedió el ataque terrorista. Durante la noche anterior Zapatero había visitado a la familia del ecuatoriano Carlos Palate, el único de los dos desaparecidos bajo los escombros al que se logró encontrar sin vida el pasado miércoles por la tarde. La autopsia realizada ayer al cuerpo de Palate reveló que había muerto cinco minutos después del estallido de la bomba, asfixiado por el derrumbe del estacionamiento sobre el coche en el que se hallaba durmiendo. Los restos de Carlos Palate fueron trasladados ayer por la tarde a Ecuador en un avión de la fuerza aérea española en la que viajaron también sus familiares y amigos. Ayer también los equipos de rescate encontraron el cuerpo de la otra víctima del atentado, Diego Armando Estacio, en el interior de su coche.
La presencia de Zapatero en Barajas y su afirmación de que ahora tiene más energía que antes para acabar con la violencia etarra no lograron calmar a la oposición, que sigue haciendo leña del árbol caído. El Partido Popular cree que las palabras del Rodríguez Zapatero son demasiado medidas y ambiguas y exige que el primer ministro se presente ante el Parlamento para determinar cuál será su política antiterrorista en el futuro. El gobierno anunció ayer que Zapatero comparecerá la semana próxima ante el Congreso de los Diputados, pero se negó a precisar el día. Es evidente que el PSOE está tratando de ganar tiempo para constatar cuán grave ha sido el daño que provocó la explosión, no sólo en el ya enterrado y finiquitado proceso de paz, sino en la imagen del líder socialista de cara a la sociedad.
Pero el mayor costo político del atentado madrileño lo está pagando sin dudas Herri Batasuna, el brazo político de ETA. Tal y como anticipó Página/12, ayer la Audiencia Nacional española le impidió a su máximo líder, Arnaldo Otegi, abandonar el país. Otegi tenía previsto dirigirse a Berlín, donde entre el 12 y el 14 de enero se realizará la conferencia Rosa Luxemburgo, a la que había sido invitado. La Fiscalía pidió que se le denegara el permiso al considerar que existían muchas posibilidades de fuga. El dirigente de la izquierda vasca está procesado por pertenencia a banda armada y apología del terrorismo y se encuentra en libertad bajo fianza de 50 mil euros. Antes del atentado se suponía que el gobierno iba a dar instrucciones a la Fiscalía para que no apretara demasiado las tuercas en el proceso abierto por el juez Baltasar Garzón en el que se investigan las relaciones de Batasuna con ETA. La Justicia le negó la autorización para salir del país argumentando que es posible que en los próximos días el dirigente vasco tenga que presentarse a declarar para explicar los términos que utilizó el día del atentado en su conferencia de prensa, en la que se negó a condenar el ataque.
La Fiscalía también pidió informes acerca de un acto que la izquierda vasca tenía previsto realizar el próximo sábado en el velódromo de Anoeta, en San Sebastián. La manifestación, organizada por el Movimiento Pro Amnistía (de los presos etarras), podría ser prohibida judicialmente si se comprueba que los dirigentes de Herri Batasuna la están promoviendo desde la trastienda.
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