Al menos 376 personas murieron en Sri Lanka, entre ellas 45 militares y 331 rebeldes tamiles, en la batalla que lanzó con éxito el ejército regular para apoderarse de un bastión tamil en el este de la isla. Después de varias semanas de combate, las fuerzas de seguridad tomaron el control de la ciudad de Vakari (este), principal base de los Tigres de Liberación del Eelam tamil (LTTE), dijo ayer el Ministerio de Defensa. “Desde el comienzo de la operación, 45 soldados ceilandeses han muerto y 180 resultaron heridos”, manifestó el gobierno, que añadió que 331 combatientes del LTTE habían muerto. En varias ocasiones, la ONU y las organizaciones humanitarias dijeron temer por la suerte de 15.000 personas que se quedaron en Vakarai en pleno combate. Esta región es un punto de paso de los Tigres tamiles entre sus bastiones del norte y del este del país. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) indicó que ayer por la mañana “la gente empezó a huir hacia Batticaloa”, una localidad más al sur. Unas 9000 personas abandonaron probablemente la ciudad el viernes para concentrarse en la frontera de facto entre la zona gubernamental y la rebelde, según responsables de Batticaloa. El noreste de Sri Lanka es escenario de la insurrección separatista tamil y de combates casi diarios desde hace casi un año. La isla, situada al sur de India y con unos 20 millones de habitantes, está al borde de una guerra a gran escala desde que el jefe de la guerrilla se pronunció en noviembre a favor de un Estado tamil independiente. Desde 1972, la rebelión ha causado más de 60.000 muertos. Ambos bandos aceptaron en principio una tregua en febrero de 2002 bajo mediación noruega, pero todos los intentos diplomáticos para solucionar el conflicto han fracasado.