Mar 23.01.2007

EL MUNDO  › MORALES RELANZO SU GESTION Y CELEBRO SU PRIMER AÑO AL FRENTE DE BOLIVIA

Evo anunció que nacionalizará la minería

El presidente boliviano ofreció un informe de cuatro horas al Parlamento y luego se fue a la plaza San Francisco para encontrarse con sus seguidores. Tras la nacionalización de los hidrocarburos, ahora les toca el turno a la minería y a las empresas capitalizadas (privatizadas). Y fracasó el paro cívico en El Alto.

› Por Pablo Ortiz
Desde La Paz

Evo Morales renovó sus votos con Bolivia. Tras su primer año en el Palacio Quemado de La Paz, el líder indígena anunció una serie de medidas tendiente a profundizar su revolución democrática y cultural, como ser que nacionalizará la minería y las empresas capitalizadas. Y por si alguien dudaba de su inclinación socialista al mejor estilo latinoamericano, sólo basta con decir que su informe ante el Congreso nacional duró cuatro horas. Con ello ya empató a Hugo Chávez, pero aún está lejos de las siete horas habituales de Fidel Castro. Eso sí: los únicos dispuestos a escucharlo durante 240 minutos fueron los representantes de su partido, Movimiento al Socialismo, ya que la oposición, en pleno, hizo abandono del Palacio Legislativo al promediar el discurso. Lo mismo hizo el embajador estadounidense, Philip Goldberg, pero no por cansancio sino porque no le cayó nada bien que Evo incluyera en su informe la nueva legislación boliviana que exige que los estadounidenses soliciten visa para ingresar a Bolivia.

Evo no se guardó nada ante los “padres de la patria”. Destacó sus grandes éxitos económicos al nacionalizar los hidrocarburos y al firmar un jugoso contrato de venta de gas a la Argentina, pero también habló de sus éxitos sociales, como la construcción de 20 hospitales de nivel intermedio regados por todo el país y de las más de 50 mil personas que recuperaron la vista gracias a la Operación Milagro, que también atendió a argentinos y peruanos en las poblaciones fronterizas de Villazón y Desaguadero, respectivamente. “No importa, el compañero Fidel y el compañero Chávez nos han enseñado a ser solidarios”, dijo el presidente.

También admitió que no todo salió a pedir de boca y que así como Roma no se hizo en un día, en un año no se pueden borrar las secuelas de 20 años de régimen neoliberal en Bolivia. Si bien destacó que, por primera vez en la historia, Bolivia registra un superávit fiscal, ya que las estadísticas de este rubro datan de finales de los ’70 y nunca se registraron ganancias para el Estado boliviano. Este año alcanzó a 4,9 por ciento, lo cual permitió elevar las reservas internacionales de 1700 millones de dólares a más de 3500 millones. Sin embargo, esas cifras no llegaron al bolsillo del pueblo, que sigue migrando masivamente hacia Europa. Es por eso que uno de los mayores objetivos para 2007 será trabajar en la microeconomía. Para ello ha puesto en vigencia el Banco de Desarrollo Productivo, una institución financiera de segundo piso que tiene 60 millones de dólares para que los bancos bolivianos pongan a disposición de los medianos y pequeños productores a un interés menor del 5 por ciento, según los deseos del mandatario.

Tras la nacionalización de los hidrocarburos, ahora les toca el turno a la minería y a las empresas capitalizadas (privatizadas). La minería exportó más de 1100 millones de dólares en 2006, pero sólo el 1,5 por ciento de ese monto fue a parar a las arcas del Estado. Ahora, Evo pretende que al menos la mitad de dicho monto vaya al Tesoro General de la Nación, pero además limitará la exportación de materias primas y premiará la industrialización de Bolivia. Por otra parte, el gobierno asumirá el control de todas las empresas capitalizadas por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada en 1996, adquiriendo las acciones necesarias para alcanzar el 51 por ciento del paquete. Eso lo hará siempre y cuando hayan cumplido el paquete de inversión prometido.

Luego de hablar frente al Congreso, Evo se dio un baño de gente en la plaza San Francisco. Allí lo esperaba una fiesta, con música, banderas y cantos de apoyo. Allí resumió su discurso congresal e hizo un anuncio: a partir de hoy habrá un consejo de coordinación con los movimientos sociales y será el centro neurálgico en el que se tomarán todas las decisiones. Con ello pretende agilizar y profundizar los cambios en Bolivia.

Y como todo era una fiesta, el paro cívico decretado por El Alto, ciudad aledaña a La Paz, que pretendía presionar al gobernador José Luis Paredes para que renuncie, resultó un fiasco. La ciudad no paró y la dirigencia alteña, otrora monolítica, demostró que está dividida y que no tiene la fuerza necesaria para hacer renunciar al que fue su alcalde hasta 2005.

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