EL MUNDO › HAY PRUEBAS DE QUE FUE ASESINADO POR EL PINOCHETISMO
Ayer se cumplieron 25 años de la muerte del ex presidente chileno Eduardo Frei. Hubo actos y recordatorios. Pero este aniversario no fue como los anteriores. Por primera vez, los familiares del ex mandatario hablaron de asesinato y no simplemente de muerte. El hijo del ex presidente, el también ex presidente Eduardo Frei, acusó a la dictadura del fallecido Augusto Pinochet y anunció que presentará una querella por homicidio. “La hora de la verdad para Eduardo Frei ha llegado. Es una verdad cruda y brutal: Eduardo Frei fue asesinado”, dijo el ahora senador, en una emotiva ceremonia a los pies del monumento que recuerda la figura de su padre en la Plaza de la Constitución, frente al palacio presidencial de La Moneda.
Hace tiempo que la familia del ex presidente Frei, el hombre que le entregó el poder a Salvador Allende en 1970, sospechaba que su muerte no había sido por causas naturales. En los primeros días de 1982, el ex mandatario ingresaba en la clínica Santa María en Santiago para operarse de una hernia de hiato. La intervención fue un éxito; sin embargo, a las semanas, la herida sufrió una extraña infección. La salud del ex mandatario se deterioró rápidamente y al cabo de unos días murió de septicemia. Para el pinochetismo fue un alivio, moría uno de sus opositores más importantes y más respetados, y uno de los pocos que seguían en Chile.
Según descubrió un estudio patológico de la universidad belga de Gent el sábado pasado, Frei habría sido contaminado con gas mostaza. La familia del ex presidente sostiene que alguien ingresó a su habitación e infectó su herida con el químico. El estudio, encargado por el juez que investiga la muerte del ex mandatario, Alejandro Madrid, encontró rastros de gas mostaza en al menos tres tejidos del cuerpo.
Las sospechas de la Justicia y de la familia indican que la sustancia habría sido preparada en los laboratorios de la policía secreta de la dictadura, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), por el químico Eugenio Berríos. El nombre de este científico se hizo conocido en la región después de que fuera encontrado muerto en 1995, ya en democracia, en una playa cercana a Montevideo. Según descubrió la Justicia chilena años después, Berríos, un testigo clave del asesinato del ex canciller de Allende, Orlando Letelier, había sido secuestrado por sus compañeros de la DINA y trasladado a Uruguay. Allí la policía local colaboró con su reclusión y su muerte.
En el acto de ayer, la familia del ex presidente no dudó en acusar explícitamente al régimen pinochetista. “Hoy con todo lo que sabemos conocemos la lógica implacable de la dictadura de eliminar a todos su opositores”, aseguró su hijo, que gobernó Chile durante la segunda mitad de los años noventa. El ministro del Interior, Belisario Velasco, también participó de la conmemoración en carácter de funcionario del gobierno pero también como dirigente de la Democracia Cristiana, el partido al que ayudó a fundar Frei padre. “El ex presidente Frei inundó con su presencia gran parte de la historia política del siglo XX y su legado, tanto político como social, se encuentra plenamente vigente, más aún, hoy día palpable”, señaló el ministro frente a las estatuas de Frei y de su sucesor, Allende. Ayer también, la derecha chilena pidió que la casa del fallecido dictador Pinochet sea declarada monumento nacional.
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