La presidenta chilena Michelle Bachelet ordenó ayer el primer gran recambio de autoridades regionales. Cuando se cumplen diez meses de su mandato, les pidió la renuncia a cinco de los trece intendentes del país y a doce gobernadores. Después del anuncio, la mandataria agradeció el trabajo y el apoyo de las autoridades salientes, pero explicó que su gobierno necesitaba un recambio. “Los equipos deben ajustarse a cambiantes necesidades”, aseguró Bachelet, en una de sus últimas apariciones antes de empezar sus vacaciones.

Los cambios no provocaron ningún descontento dentro de la Concertación porque la presidenta se cuidó en mantener la presencia de cada uno de los partidos de la coalición. Además, destacaron sus aliados, se ocupó de llamar a los dirigentes de las diferentes fuerzas y anticiparles cuáles serían los cambios. Desde la oposición, la Unión Democrática Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN) calificaron el recambio de intendentes y gobernadores como una muestra más del “cuoteo político” del oficialismo. También pidieron que el Ejecutivo termine con las designaciones y permita las elecciones abiertas para las autoridades regionales.

Entre los que tuvieron que irse se encuentra el hasta ayer intendente de la Región Metropolitana, Víctor Barrueto, a quien se le acusó de manejar mal las manifestaciones estudiantiles, más conocidas como la “revolución de los pingüinos”. Lo reemplazó ayer a la tarde la ex ministra de Bienes Nacionales y ex subsecretaria del Desarrollo, Adriana del Piano.