Jue 01.02.2007

EL MUNDO

El Congreso de EE.UU. estudia flexibilizar el embargo a Cuba

La propuesta, presentada por dos congresistas, apunta a levantar las restricciones, impuestas por George Bush, a los viajes de cubano-estadounidenses a la isla y al envío de remesas. El ministro de Comercio lo rechazó de inmediato.

Dos legisladores estadounidenses presentaron ayer un proyecto de ley para flexibilizar el histórico embargo contra Cuba. Es la primera iniciativa que surge después de la reciente visita de una comisión legislativa estadounidense a la isla, durante la cual se reunieron con parte del gobierno y grupos opositores. La propuesta apunta a levantar las restricciones, impuestas por George Bush, a los viajes de cubano-estadounidenses a la isla y al envío de remesas. El representante demócrata Bill Delahunt, uno de los promotores del proyecto y quien fuera el líder de la delegación en Cuba, aseguró que el actual bloqueo viola los derechos de los cubano-estadounidenses. Todavía no se ha empezado a discutir en el Congreso, sin embargo, el ministro de Comercio, Carlos Gutiérrez, se adelantó y lo rechazó. “Los cambios se tienen que hacer en la isla, no aquí”, sostuvo el funcionario de origen cubano.

Hace dos años, el gobierno de Bush endureció el bloqueo comercial que desde 1962 mantiene contra Cuba. A partir de ese momento, los viajes de los cubanos desde Estados Unidos a la isla fueron restringidos a uno cada tres años y sólo a familiares directos –cónyuges, hijos, padres y hermanos–. También limitó el envío de dinero a la isla, en un nuevo intento por asfixiar la economía local. “Poner restricciones a este país en particular, que se encuentra a casi 150 kilómetros de nuestras costas, creo que no es una buena política”, aseguró Ray LaHood, el otro promotor del proyecto de ley, un representante republicano de Michigan. “Hay muchos gobiernos en nuestro mundo de hoy con los que no estamos de acuerdo, pero permitimos a la gente preocuparse por sus familiares, ir y volver y también damos a la gente la oportunidad de unirse con sus familias”, agregó.

Para Gutiérrez, en cambio, nada debe modificarse antes de que haya transformaciones profundas en el régimen político cubano. “Ahí es donde hay que tener libertad, democracia, libertad de expresión. Entonces el cambio tiene que empezar en Cuba”, sostuvo el ministro estadounidense. Pero mientras en la Casa Blanca se niegan a pensar en la posibilidad de aflojarle un poco la soga al gobierno cubano, la comunidad cubano-estadounidense, enemiga férrea del castrismo, está comenzado a apoyar la idea de debilitar ligeramente el embargo. Muchas organizaciones en Miami vienen afirmando que con la salida temporal de Fidel Castro del poder se abre la posibilidad de un cambio y, por eso, el endurecimiento o la continuidad de una política hostil podría dificultar esta supuesta transición.

Por ahora no se sabe cuánto apoyo recibirá esta propuesta. Los medios estadounidenses ayer la ignoraron. Sin embargo, el intento de Delahunt y LaHood se inscribe en una serie de gestos que, aunque sin atenuar la tensión entre Washington y La Habana, podrían marcar el inicio del diálogo. Raúl Castro ya ofreció un acercamiento dos veces. Diez congresistas estadounidenses conocieron por primera vez la Cuba socialista. Algo está cambiando.

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