Rafael Correa, en campaña por el “Sí” a su convocatoria de Asamblea Constituyente, descartó que la misma vaya a desmontar el Estado de derecho, como pregonan sus detractores. “La gente me ha visto accionar en estos cien días de gobierno. Estamos respondiendo con más democracia”, dijo el mandatario socialista. Este domingo los ecuatorianos irán a las urnas para dar luz verde o rechazar su propuesta de constituyente a través de la cual promueve una nueva Carta Magna.

Pese a que los sondeos lo favorecen –un 65 por ciento por el Sí, según Cedatos-Gallup–, Correa aceptó la probabilidad de una derrota e insinuó que en tal caso podría renunciar. El mandatario aseguró que no “se siente dueño del país” y que si el electorado elige quedarse con “los políticos de siempre”, les “dejará la vía libre”. El analista Hernán Reyes, de la Universidad Andina Simón Bolívar, estimó que Correa al plantear su renuncia trata de volcar su popularidad –que es del 70 por ciento– hacia la consulta. “Los anuncios de renuncia son un discurso de corte electoral para conseguir un triunfo en la consulta y luego una mayoría abrumadora en la Asamblea”, señaló el experto.

Si obtiene un triunfo, el mandatario descartó que la Asamblea vaya a desmontar el Estado de derecho, aun cuando aseguró que tendrá la atribución de “reformar los otros poderes”. “La Asamblea Constituyente que los ecuatorianos votarán el domingo no disuelve el Congreso ni concentra todos los poderes en el presidente”, declaró ayer. Acto seguido, aclaró: “Queremos reformas tan simples como que el Congreso pueda destituir al presidente, como lo ha hecho en los últimos diez años, pero al momento en que lo haga también se disuelva el Congreso”.

El presidente descalificó a la oposición que habla de una “dictadura”. “La oposición, en su campaña por el No, intenta sembrar el miedo a través de mensajes falsos, pero estamos conscientes de que el pueblo ecuatoriano no caerá en esas trampas”, enfatizó Correa.

Según el presidente socialista, con la actual carta política “el país no puede crecer”. Por eso su gobierno propone una nueva Constitución que se ajuste al “socialismo del siglo XXI” que también promueve su aliado en la región, el venezolano Hugo Chávez.

El oficialismo necesita reunir unos tres millones de votos –de un universo estimado de 6,4 millones– para la aprobación de su constituyente. Unos 9,2 millones de ecuatorianos están convocados a las urnas, de los cuales históricamente acude un 70 por ciento.