Vie 13.04.2007

EL MUNDO  › EXPLOTO UNA BOMBA EN EL PARLAMENTO IRAQUI Y HUBO OCHO MUERTOS

La Zona Verde se tiñó de rojo sangre

Por primera vez desde que empezó la invasión, la milicia iraquí golpeó el corazón de la Zona Verde. Tres parlamentarios murieron en el atentado. Una célula de Al Qaida se adjudicó el ataque suicida, cuyo autor sería un guardaespaldas de un parlamentario. George Bush condenó el ataque.

› Por Patrick Cockburn *

Ningún lugar es seguro. Los insurgentes golpearon en el corazón de la Zona Verde ayer, uno de los lugares más defendidos de Bagdad. El simbolismo –y el mensaje sangriento– fue claro con este ataque al hogar de la democracia impuesta por Estados Unidos. Un terrorista suicida pasó por lo menos ocho niveles de seguridad para inmolarse en el Parlamento iraquí, matando a ocho personas, incluyendo a tres legisladores que estaban almorzando. Es el ataque más mortífero dentro de la Zona Verde desde que emnpezó la guerra. En otro ataque, la capital iraquí quedó dividida en dos cuando uno de los principales puentes sobre el Tigris fue volado antes en el día.

El atentado en la Zona Verde no fue sólo un ataque a la democracia. Tuvo la intención de socavar la “escalada” de tropas del presidente George Bush, denunciada como una estafa por tantos iraquíes. Pero aun los iraquíes endurecidos por la violencia se shockearon por la sangrienta escena en el Parlamento. “Vi una bola de fuego y escuché una fuerte explosión”, dijo un testigo. “Había pedazos de carne humana flotando en el aire.” Un guardaespaldas de un miembro sunnita del Parlamento está sospechado de detonar un chaleco atestado con explosivos en el restaurante vecino a la cámara donde se reúne el Parlamento. El éxito del terrorista para penetrar unos de los edificios más vigilados en el mundo sólo podría ocurrir con ayuda de otros hombres de seguridad. El Parlamento iraquí está muy adentro de la fortificada Zona Verde y está protegido por ocho niveles de seguridad incluso y por lo menos tres son para detectar explosivos.

El presidente Bush condenó el ataque diciendo que “nos recuerda que hay un enemigo deseando bombardear a gente inocente en un símbolo de la democracia”. Es probable que el atentado aumente el escepticismo sobre la campaña de dos meses con la escalada para controlar Bagdad. El terrorismo suicida es una de las manifestaciones más dramáticas del grado en el que se han infiltrado los insurgentes suicidas en el propio aparato del Estado. Otros recientes ejemplos incluyen las serias heridas recibidas por el viceprimer ministro, Salam al Zubaie, el 23 de marzo por un terrorista que se acercó a él con la complicidad de sus propios guardaespaldas.

El Parlamento iraquí de 275 miembros se reúne en el primer piso de un tenebroso edificio, construido originalmente por Saddam Hussein para las reuniones de las naciones islámicas. Fuera del hall del Parlamento queda el restaurante. Fue ahí donde el terrorista se detonó. La sensibilidad del gobierno de Estados Unidos y del iraquí a la brecha en la seguridad fue obvia porque todas las cámaras de televisión y las grabaciones que mostraban los momentos posteriores a la explosión fueron confiscadas y entregadas a las autoridades de Estados Unidos. Mohammed Abu Bakr, el jefe de los medios en el Parlamento, dijo: “Vi dos piernas en medio de la cafetería y ninguno de los muertos o heridos perdió las piernas, lo que significa que deben ser las del terrorista suicida”.

De los tres miembros del Parlamento que murieron, dos eran del partido sunnita y uno de la alianza chiíta. Khalaf al Ilyan, uno de los líderes del Frente Iraquí, dijo que la explosión “pone de manifiesto el fracaso del plan de seguridad del gobierno. El plan es un completo fracaso”. Los miembros chiítas y kurdos del Parlamento hace tiempo que sostienen que hay infiltrados entre los guardaespaldas de los políticos sunnitas. Un 92 por ciento de la fuerte comunidad sunnita, de cinco millones en Irak, dice que apoya la resistencia armada contra Estados Unidos.

Además del terrorista suicida en el Parlamento, un camión bomba explotó espectacularmente y destruyó el puente Al Sarafiya sobre el Tigris que une Este y Oeste de Bagdad. Unas 20 personas que estaban en los automóviles cayeron al río y todavía estaban desaparecidas ayer, además de los 10 que murieron y los 26 heridos. Entre los muertos había cuatro policías cuyo patrullero cayó al río.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère

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