EL MUNDO › ROMAN GIERTYCH, TITULAR DE EDUCACION DEL GOBIERNO CONSERVADOR POLACO
› Por Cristina Galindo *
Desde Varsovia
Roman Giertych, de 36 años, es presidente de la conservadora Liga de las Familias Polacas, prominente euroescéptico y ministro de Educación y autor de algunas de las iniciativas más polémicas, como prohibir hablar de la homosexualidad en las escuelas. El gobierno polaco viene siendo cuestionado por Bruselas y organizaciones de derechos humanos por sus políticas racistas y su persecución a los antiguos líderes y funcionarios comunistas.
–Para ser un socio nuevo, ¿no es demasiado euroescéptico?
–Soy militante de un partido euroescéptico. Pero no soy más euroescéptico que un miembro del Partido Conservador británico. No somos los únicos que miramos con reticencia la propuesta de un presidente común para Europa y de un ministro común de Relaciones Exteriores. Apoyamos un texto constitucional que dé cabida a los valores cristianos, que haga referencia a las raíces cristianas de Europa.
–¿Estaría mejor Polonia fuera de la Unión Europea?
–No. Y no hay ningún plan que prevea tal salida.
–En algunos países sorprende la política con los homosexuales. ¿Cuál es el objetivo?
–El objetivo más importante es el desarrollo de la economía. Polonia crece un seis por ciento anual. Nuestra intención es que durante los próximos dos años se alcance el ocho por ciento. El desempleo se está reduciendo y en dos o tres años estará por debajo del 10 por ciento. También vamos a construir varios miles de kilómetros de carreteras. En educación, el asunto más importante es la lucha contra la violencia en las escuelas.
–¿Saldrá adelante su proyecto de ley para perseguir al que propugne o hable sobre homosexualidad en escuelas y universidades?
–En España se han legalizado las uniones entre los homosexuales, pero no ha sido una decisión unánime. En Polonia sí existe unanimidad, pero en el sentido opuesto. Ninguna agrupación con trasfondo ideológico, incluidas las asociaciones de homosexuales, tiene derecho a hacer propaganda en las escuelas. Los padres mandan a sus niños a las escuelas para que estudien, no para que estén expuestos a propaganda. En Polonia todos estamos de acuerdo en este punto.
–Bruselas dice que va contra los derechos humanos...
–Los derechos humanos están bien definidos. Nadie tiene derecho a divulgar lo que quiera y en los lugares que quiera. Los polacos dijeron lo que querían en las elecciones. La oposición está de acuerdo, dejando a un lado los que carecen de importancia, como el Partido Comunista. La sociedad polaca se guía en las cuestiones fundamentales por el Derecho Natural. Según diversos estudios, el 96 por ciento de los polacos se identifican con el magisterio de Juan Pablo II.
–Usted ha alertado del riesgo que supone la llegada masiva de musulmanes a la UE...
–Polonia no es un país experto en los problemas de la inmigración. Los inmigrantes aquí son escasos y proceden principalmente del Este, con lo que se adaptan fácilmente. Personalmente, creo que hay que tener cuidado con un tipo de inmigración, la que yo llamo inmigración política. Un ejemplo: la inmigración de los albaneses a Kosovo ha ejercido, sin duda, una influencia política. En Francia cada vez hay más musulmanes, y a través de esa inmigración van trascendiendo ideologías fundamentalistas islámicas. En Europa occidental esa inmigración tendrá, sin lugar a dudas, una incidencia en lo político en el futuro. Si en 20 años un 40 por ciento de la población de Francia es musulmana, ¿cómo no va a influir en la política?
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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