EL MUNDO › EL HOMICIDA ENVIO VIDEOS, FOTOS Y UN TEXTO A UNA CADENA DE TV EN MEDIO DE SU RAID CRIMINAL
Después de los dos primeros crímenes y antes de acribillar a otras treinta personas, el estudiante surcoreano envió a la cadena NBC videos donde, en forma incoherente, intenta explicar las razones de la matanza. En 2005 había sido denunciado por acoso sexual y tuvo una internación psiquiátrica por tentativa de suicidio. Con estos datos, los investigadores creen que el ataque fue planificado.
Ahora se sabe qué hizo Cho Sung-Hui después de los dos primeros crímenes, a las 7.15, en un dormitorio del West Ambler Johnston, hasta la masacre que cometió en la Escuela de Ingeniería, dos horas después: fue hasta el correo y envío a la cadena NBC de televisión un paquete con videos, fotos y un texto donde deja como legado algunas claves para entender su acto criminal. “Me dejaron una sola opción. Ahora tienen sus manos manchadas con sangre”, dice Hui mirando a la cámara, vomitando un resentimiento que luego traducirá en balazos y sangre. En su discurso, reivindica como héroes a los dos autores de la masacre de Columbine.
“Había cien mil millones de opciones y maneras que hubieran evitado lo que pasó hoy”, dice Hui en una de las 27 cintas de video que envió a NBC. “Pero ustedes decidieron derramar mi sangre. Ustedes me arrinconaron y me dejaron una sola opción. Ahora tenemos nuestras manos manchadas de sangre, que nunca podrá lavarse”, acusó.
En el paquete que recibió el gerente de noticias de la NBC había además 23 fotos que el homicida se tomó a sí mismo, algunas con el mismo atuendo que utilizó luego para cometer la masacre, casi todas en actitudes agresivas, una de ellas apuntando un arma contra su cabeza, en un anticipo de lo que fue su final. También había fotos de balas de punta hueca y un texto de 1800 palabras. El presentador de NBC Brian Williams describió el contenido del paquete como “un extenso manifiesto multimedia”.
El joven de 23 años que asesinó a 32 personas el lunes en la universidad Virginia Tech había despachado la encomienda desde la sucursal de correo del campus, a las 9.01 –según la hora que quedó estampada en el certificado postal–. No llegó en horario a la oficina de la NBC porque tenía equivocado el número de código postal: recién ayer llegó a su destinatario, quien le hizo una copia y lo entregó de inmediato a la policía.
En una de las fotos, Hui aparece con las dos armas que utilizó para cometer la masacre, una pistola nueve milímetros y una calibre 22, vestido con mitones negros, un chaleco militar y una gorra de béisbol con la visera hacia atrás.
“El texto es difícil de seguir, es un poco divagante, incoherente”, comentó el presidente de NBC, Steve Capus, a quien fue dirigido el paquete. “En un momento hace una vaga referencia a la masacre y dice: ‘Esto no tendría que haber sucedido’”. “Habla de odio”, agregó Capus. Es un texto “perturbador, cargado de furia y de palabras obscenas”, agregó.
“Soy nada más que un pedazo de mierda”, dice Hui ante la cámara. Luego, dirigiéndose a quién sabe quién, acusa: “Gracias a vos muero como Jesucristo”. Y después profiere una retahíla de reproches hacia un interlocutor tan ausente como desconocido: “Sabés lo que se siente cuando te escupen la cara, sabés lo que es ser torturado; nunca sentiste nada en toda tu vida; tuviste todo lo que quisiste, los collares, el fondo de dinero no eran suficientes”...
Luego, califica como mártires a los dos jóvenes autores de la masacre de la escuela de Columbine.
“Esto podría ser un nuevo componente crítico en esta investigación. Ahora estamos en el proceso de intentar analizar y definir el valor que pueda tener”, dijo el portavoz policial Steve Flaherty al analizar el contenido del envío.
El sello postal del paquete tenía estampada la hora 9.01 am. Es decir que habría sido enviado entre los dos ataques contra la universidad ese día; el primero que ocurrió a las 7.15 y provocó la muerte de una chica y un joven. El segundo sucedió dos horas después y dejo 30 muertos, además del propio Hui. La policía lo había confirmado como el autor de la segunda serie de crímenes e investigaba más detalles de los primeros, pero los documentos enviados por el homicida parecerían resolver el enigma.
La NBC resolvió emitir sólo algunos fragmentos de los videos grabados por Hui, con la correspondiente aclaración de que se trataba de conceptos vertidos por un criminal. Las fotografías y fragmentos de los videos también fueron publicados en la página de Internet de la cadena televisiva.
La policía descartó la hipótesis que se había manejado hasta el momento, por la cual la primera víctima del tiroteo, la estudiante Emily Hilscher, había sido asesinada por celos o en una pelea con el estudiante coreano.
La compañera de habitación de la joven, Heather Haugh, declaró a Los Angeles Times que su amiga no conocía a Cho personalmente y que nunca había oído hablar de él. En cambio, comenzaron a pensar en un ataque planificado desde hace tiempo, basándose en testimonios sobre su comportamiento y al hecho de que había comprado dos armas semiautomáticas –a las que quiso borrar el número de serie– hace alrededor de un mes, como se supo ayer.
En las últimas semanas, el comportamiento de Cho había cambiado: comenzó a ir al gimnasio a levantar pesas durante las noches, se hizo un corte de pelo militar, empezó a levantarse más temprano e ingerir medicamentos. Los testimonios de los sobrevivientes del ataque coincidieron en señalar la calma con la que Cho asesinó a sus compañeros, uno a uno. A su vez, dos de sus ex compañeros de habitación afirmaron que se comportaba de manera “extraña”, hablaba de suicidio, acosaba a algunas mujeres y fingía tener una novia. De hecho, tenía antecedentes por acoso desde finales de 2005, cuando dos alumnas lo denunciaron por sentirse perseguidas (ver nota aparte) y fue internado en una institución psiquiátrica en el sur de Virginia, pues se temía que se suicidara. Cho está “mentalmente enfermo y necesita hospitalización”, pues representa “un peligro inminente para sí mismo y para otros como resultado de una enfermedad mental” y “no es capaz de cuidarse a sí mismo como tampoco aceptar como negarse a iniciar un tratamiento”, afirmó el fallo de un juez de Virginia el 14 de diciembre de 2005.
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