EL MUNDO › OCHO MIL CAMPESINOS EN HUELGA BLOQUEAN CAMINOS EN LA SELVA
El plan del presidente Alan García para erradicar plantaciones de coca a pedido del gobierno de Estados Unidos ha provocado un levantamiento del gremio más duro, que reúne a cerca de sesenta mil cultivadores.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
La tensión volvió a apoderarse de los valles cocaleros. El lunes, una facción de los campesinos cocaleros se levantó contra la política de erradicación de la hoja de coca que el gobierno, ha anunciado, acelerará. La Central Nacional Agropecuaria Cocalera del Perú (Cenacop), que agrupa a unos ocho mil productores de coca de la zona selvática de Monzón, al nordeste de Lima, convocó a una huelga y sus militantes bloquearon las carreteras. El gobierno asegura que la policía ha logrado controlar la situación. Pero el bloqueo de pistas y la tensión se mantienen en la zona.
Esta huelga cocalera se produce un mes después que el gobierno de Alan García firmara un acta con los cocaleros para suspender la erradicación de coca mientras se empadronaba a los productores de hoja de coca, que se calculan en unos sesenta mil en todo el país, la que poco después desconoció, en medio de las presiones de la embajada norteamericana por acelerar el programa de erradicación de la hoja de coca. Sin embargo, la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú (Conpaccp), gremio que firmó esta acta con el gobierno para suspender las erradicaciones, no se ha plegado al paro convocado por la otra facción cocalera. La Conpaccp es el gremio más numeroso de los productores de hoja de coca, con unos veinticinco mil afiliados. Las otras facciones cocaleras tampoco apoyan el paro del Monzón. Esto refleja la profunda división que existe entre los productores cocaleros.
Luego de desautorizar a su ministro de Agricultura, Juan José Salazar, quien firmó el acta de suspensión de la erradicación de la hoja de coca, el presidente García endureció en las últimas semanas su discurso contra los cocaleros. En un encendido discurso público le exigió a su ministro del Interior, Luis Alva, que utilice los aviones de guerra de la Fuerza Aérea para bombardear las pistas clandestinas de aterrizaje localizadas en la selva y las pozas de maceración de hojas de coca para producir la pasta de coca que sirve como base para elaborar cocaína. La propuesta presidencial parece haber sido más un acto de demagogia efectista que una propuesta seria.
Los especialistas en el tema han coincidido en señalar que no es posible usar aviones de guerra para bombardear las pozas de maceración, que se encuentran camufladas en la selva entre las casas de los campesinos y donde incluso trabajan niños, y que las pistas de aterrizaje clandestinas han perdido su importancia al haber dejado de ser la principal vía para sacar droga. Antes estas pistas eran usadas para sacar la pasta de coca hasta los laboratorios de la selva colombiana para que ahí sea transformada en cocaína, pero ahora se está produciendo cocaína en el Perú y la mayor parte es llevada por tierra hasta la costa peruana y de ahí sacada en buques a los mercados del extranjero.
Los cocaleros que se han levantado exigen que se forme una comisión para dialogar con el gobierno, pero el presidente peruano ha respondido que no tiene nada que negociar con ellos. El primer ministro, Jorge del Castillo, que en un primer momento dejó abierta la posibilidad de un diálogo, endureció su discurso, siguiendo la línea del presidente, y ha acusado a los cocaleros de llamar a esta paralización en alianza con el narcotráfico y el grupo subversivo maoísta Sendero Luminoso, que todavía tiene alguna presencia en las zonas cocaleras. García ha endurecido su discurso contra los cocaleros en la víspera del viaje que realizará a Estados Unidos este 23 de mayo para buscar que ese país ratifique el Tratado de Libre Comercio con el Perú.
En opinión de Hugo Cabieses, experto en el tema de la coca, la facción que ha convocado a este paro es la más radical del movimiento cocalero. “Son aquellos que tienen como consigna Coca o Muerte. El resto del movimiento cocalero no los apoya”, señala Cabieses. Si bien la facción mayoritaria del movimiento cocalero que firmó el acta de suspensión temporal de la erradicación de la hoja de coca con el gobierno no apoya este paro, sus dirigentes, entre quienes se encuentra la congresista Nancy Obregón, le han advertido al gobierno que si insiste en desconocer el acta que firmó con ellos también se levantarán en pie de guerra. Por ahora, esta facción juega sus cartas a buscar abrir un diálogo con el gobierno, lo que hasta ahora, sin embargo, no consiguen, ante el endurecimiento del discurso oficial en este tema. En opinión de Cabieses, cerrar las puertas del diálogo y abrir las de la represión para responder a la huelga cocalera tendría el efecto de unir a los movimientos cocaleros hoy divididos y hacer que aquellos que no apoyan este paro terminen uniéndose al mismo en solidaridad con los reprimidos, lo que podría terminar incendiando los valles cocaleros. En este tema el gobierno camina sobre una cornisa y un paso en falso podría ser fatal en una zona considerada como la más conflictiva y violenta del país.
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