Sáb 12.05.2007

EL MUNDO

Presión de Irán por sus rehenes

En menos de seis meses. Irán espera que EE.UU. libere a los cinco diplomáticos secuestrados en abril al norte de Irak, que aún no han sido acusados por la Justicia de EE.UU.

› Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad

Los cinco oficiales iraníes, cuyo secuestro en un ataque con helicópteros estadounidenses en enero provocó una crisis en las relaciones entre Estados Unidos e Irán, pueden ser liberados, según el ministro de Relaciones extranjeras de Irak. En una entrevista en Bagdad, Hoshyar Zebari, el canciller iraquí, dijo que legalmente Estados Unidos puede detener a los iraníes sólo por seis meses. Luego los tiene que acusar, entregarlos al gobierno iraquí o liberarlos.

Los iraníes fueron capturados cuando Estados Unidos lanzó un ataque sorpresivo a una oficina iraní establecida hacía tiempo en Arbil, la capital kurda en el norte de Irak, el 11 de enero. Zebari confirmó que los verdaderos objetivos estadounidenses eran dos importantes funcionarios iraníes de seguridad, el vicejefe del Consejo Nacional de Seguridad de Irán y el general Minojahar Farouzanda, jefe de inteligencia de la Guardia Revolucionaria iraní. En el momento del ataque de Estados Unidos, ambos hombres estaban de visita oficial en el norte de Irak, donde se habían reunido con el presidente iraquí Jalal Talabani y el presidente kurdo Massoud Barzani. Confundidos por la presencia de su automóvil oficial en la oficina de Arbil –aunque ellos estaban en los cuarteles de Barzani en Salahudin–, las fuerzas de Estados Unidos trataron de capturarlos pero no lo lograron.

Zebari dice que existe una “posibilidad de que sean liberados”. Esto es porque bajo un acuerdo que rige tales detenciones, Estados Unidos “puede detenerlos por 90 días y este período puede ser renovado una vez. Esta es la ley militar para la detención de tales personas: acusarlos, entregarlos a las autoridades iraquíes o liberarlos. El tiempo de su detención expira en junio, cuando se deberá tomar una decisión”. El ataque de Arbil sucedió inmediatamente después de que el presidente Bush pronunciara un discurso a la nación el 10 de enero, identificando a Irán y a Siria como los principales enemigos de Estados Unidos en Irak. Zebari ha sido franco al demandar su liberación. Dijo que desde la reunión de Sharm el Sheikh la semana pasada, a los prisioneros iraníes se les ha permitido recibir visitas familiares.

Zebari, canciller de Irak desde 2004, es uno de los pocos ministros exitosos y altamente considerados internacionalmente de los gobiernos iraquíes post Saddam Hussein. Dice que tanto Estados Unidos como Irán deben darse cuenta de que el otro tiene intereses en lo que está sucediendo en Irak. Dice: “No importa lo desdeñosos que sean los iraníes para hablar con los estadounidenses, los estadounidenses son jugadores aquí. Y aun si los estadounidenses consideran negativamente a los iraníes, ellos están aquí; son jugadores, lo quieran o no”. Zebari se siente triunfante por el éxito de la cumbre sobre Irak en Sharm el Sheikh la semana pasada, considerándola un primer paso para evitar la confrontación entre Teherán y Washington. Señala que, a diferencia de los vecinos árabes de Irak, Irán apoya el actual gobierno del primer ministro Nouri al Maliki.

“Irán no quiere derrocar a este gobierno”, dice. “Es amistoso, está conducido por los chiítas; conoce a todos en él. No podría encontrar un gobierno mejor ni en la lotería. Llegó al poder legítimamente a través de la voluntad del pueblo.” A los países árabes no les gusta el gobierno, porque esencialmente es una coalición chiíta-kurda y fue elegido democráticamente. Arabia Saudita recientemente habló de la “ocupación ilegal”. Irak también se opone a que Estados Unidos negocie unilateralmente con Siria y con Irán, como lo recomienda el informe Baker-Hamilton, sin que el gobierno iraquí sea parte del proceso y que las discusiones estén enfocadas en Irak. Zebari está convencido de que una retirada estadounidense en esta etapa llevaría a la desintegración de Irak, una explosiva expansión de las milicias mientras cada comunidad busca defenderse, y un triunfo para Al Qaida. No parece impresionado por la “escalada”, el intento de Estados Unidos y de Irak por retomar el control de Bagdad, y dice: “Ha logrado algunas mejoras, pero no grandes mejoras”, dice.

Quiere que el gobierno iraquí siga adelante con la reconciliación con los insurgentes sunnitas, la acción contra las milicias y la modificación de la Constitución. Esto sería demostrar voluntad más que esperar resultados. El mismo señala que los líderes clave de los grupos insurgentes, que operan bajo una serie desconcertante de nombres, son en su mayor parte ex oficiales de la Guardia Especial Republicana de Saddam Hussein y es muy probable que resulten irreconciliables.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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