El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, aseguró ayer que antes del 7 de junio próximo excarcelará a los guerrilleros de las FARC presos por delitos no atroces, con la esperanza de convertirlos en “gestores de paz” para terminar el conflicto armado que desde hace décadas sufre el país. Uribe también defendió las razones por las cuales propondrá al Congreso un proyecto de ley que beneficie con la excarcelación a legisladores y políticos, en su mayoría oficialistas, investigados bajo la acusación de vínculos con los grupos paramilitares.

Uribe reiteró el desafío que había lanzado a las FARC el pasado día 11 y tanto él como los colombianos y la comunidad internacional están a la espera de la respuesta del grupo guerrillero. Ese día Uribe había sorprendido a todos al anunciar que estaba dispuesto a hacer una excarcelación “masiva” de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) presos, de forma unilateral, y ver si esos “bandidos”, como los suele calificar, se avenían a aceptar un intercambio humanitario.

La guerrilla más fuerte y antigua de Colombia tiene ahora a 56 rehenes en su lista de “canjeabales” y a unos 500 guerrilleros encarcelados.

Entre esos “canjeables” se encuentran la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, también ciudadana francesa, tres contratistas estadounidenses, políticos, soldados y policías, algunos de ellos capturados hace casi diez años. A lo largo de cuatro años, incluso con la labor “facilitadora” de distintos organismos, como la Iglesia Católica, o con la discreta tarea mediadora de Francia, Suiza y España, el acuerdo para lograr el intercambio humanitario ha sufrido altibajos y las posiciones de ambas partes, guerrilla y gobierno, parecían inamovibles.

Básicamente, las FARC exigen desmilitarizar dos municipios del departamento del Valle del Cauca –Pradera y Florida–, mientras que el Ejecutivo se niega a ello por considerar que esa zona es un corredor importante para el paso de guerrilleros, armas y drogas, entre la zona andina y el litoral del Pacífico.

En determinados momentos, sobre todo tras ataques de la guerrilla a la fuerza pública, Uribe ha desautorizado cualquier contacto o mediación y en otros los ha permitido, como ahora; pero sigue con su negativa al “despeje” de esos municipios y con su decisión de intentar el rescate militar de los rehenes.

Uribe ofreció ayer algún detalle más de su intención de liberar a guerrilleros, como la fecha, el 7 de junio, en la que va a hacer efectiva la excarcelación parcial o total. Para ese día “los tendré trasladados a un lugar distinto a la cárcel”, indicó, sin precisar, “por cuestiones de Estado”, la razón para elegir esa fecha o las características del “lugar distinto”. En cualquier caso, dijo, el 7 de junio sería “un primer paso” hacia un posible acuerdo humanitario.

La primera reacción de las FARC al anuncio presidencial del pasado día 11 fue desalentadora para la suerte de los “canjeables” y para sus familiares, que presionan para que ambas partes cedan ante esta tragedia, y piden a Uribe que descarte el rescate militar por el peligro que entraña para las vidas de sus allegados. El portavoz de esa guerrilla, Luis Edgar Devia o “Raúl Reyes”, también miembro de la dirección de las FARC, calificó de “farsa” y de “cortina de humo” el anuncio de Uribe.

En su opinión, el anuncio del presidente sólo era un intento de distraer la atención del escándalo de la “parapolítica”, que ha llevado a la cárcel o puesto bajo investigación a decenas de políticos, muchos de ellos afines a Uribe, por sus presuntos nexos con los paramilitares.

Sin embargo, tras la elección de Nicolas Sarkozy como presidente de Francia, las FARC parecen estar variando su posición. Este jueves solicitaron a Sarkozy sus “buenos oficios”, que consideraron “definitorios” para solucionar el drama de las personas que tiene secuestradas.

Las FARC son conscientes del especial interés de Francia en este problema, debido sobre todo a la nacionalidad de Betancourt, por lo que “ratifican nuevamente al presidente Nicolas Sarkozy y al pueblo francés nuestro indeclinable compromiso con la búsqueda del canje de prisioneros”, señalaron en su página web.

Los analistas políticos destacaron la paradójica estrategia de Uribe, que ordenó atacar las bases de las FARC para liberar a los rehenes por la fuerza, pero al mismo tiempo busca entablar un diálogo con ellos a través de la liberación de algunos de sus miembros. Uribe confía en que su anuncio presionará a los intermediarios europeos para que a su vez presionen a los guerrilleros para que liberen a los rehenes que se encuentran bajo su control.