EL MUNDO › ADMITE QUE SE MAQUILLO LA INFORMACION PARA INVADIR IRAK
› Por Walter Oppenheimer *
Desde Londres
Aunque no llegó a renegar de la guerra de Irak, Gordon Brown se distanció ayer de Tony Blair al admitir implícitamente que el gobierno utilizó políticamente los servicios secretos para justificar la invasión. En un inesperado viaje a Bagdad, el futuro primer ministro –sustituirá a Blair el 27– dijo: “Me gustaría que todos los análisis de seguridad e inteligencia fueran independientes del proceso político y he pedido al secretario del Gabinete que lo ponga en marcha”.
Aunque el propio Blair ha reconocido en algunas ocasiones que se cometieron fallas, es la primera vez que un miembro activo de su gobierno admite que uno de esos errores fue el vínculo entre el espionaje y la toma de decisiones políticas: es decir, el acomodo de los unos a las decisiones de los otros. De alguna manera, Brown está dando la razón a la acusación de un periodista de la BBC, Andrew Gilligan, de que Blair utilizó la inteligencia para justificar la invasión. Gilligan puso esas afirmaciones en boca de un asesor del gobierno, David Kelly, que se suicidó días después. El caso acabó provocando la dimisión de la cúpula de la BBC, tras una investigación conducida por el ex juez lord Hutton, que los medios calificaron de enjuague para proteger a Blair.
Pese a ello, Brown asumió su responsabilidad en la invasión de Irak, que él mismo apoyó. El futuro primer ministro se negó a establecer un calendario para la retirada de las tropas británicas, que en los últimos meses se han reducido de 7100 a 5500. Y rechazó las peticiones de conservadores y liberalesdemócratas de poner en marcha una investigación parlamentaria sobre la invasión que debería llevarse a cabo en el momento oportuno. “Siempre es un mal momento pensar en una investigación cuando lo que tienes que hacer es ayudar a las tropas sobre el terreno”, dijo.
El ejército estadounidense en Irak está armando a grupos sunnitas de la insurgencia que se han comprometido a combatir a Al Qaida y no atacar a soldados norteamericanos. Esta iniciativa, criticada por algunos militares, ha comenzado a ponerse en práctica en la provincia de Anbar, al oeste de Bagdad. El objetivo es ganarse el apoyo de la resistencia iraquí más nacionalista, informa The New York Times.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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