EL MUNDO › CUBA RINDIO TRIBUTO A VILMA ESPIN DE CASTRO
Con banderas a media asta, miles de cubanos rindieron tributo en toda la isla a la esposa de Raúl Castro, Vilma Espín, primera dama, legendaria guerrillera y mujer de mayor rango político de la revolución de Fidel Castro, fallecida el lunes a los 77 años. En duelo oficial de 26 horas, Cuba vivió ayer una jornada de homenajes póstumos en las 14 provincias, con actos centrales en la histórica Plaza de la Revolución, en La Habana, y en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, donde Espín nació un 7 de abril de 1930.
Abatido pero sereno, junto a sus cuatro hijos y ocho nietos, Raúl Castro, de 76 años, fue el primero en honrar la memoria de su esposa, en una ceremonia en el mausoleo José Martí, en la Plaza de la Revolución, adonde acudió la plana mayor del gobierno y el Partido Comunista de Cuba (PCC). Vestido de uniforme de general del ejército, Raúl, a quien su hermano Fidel cedió el poder temporalmente el 31 de julio de 2006, depositó una rosa roja frente a una foto gigante de su esposa y recibió el pésame de la alta dirigencia política y militar. La Premio Nobel de la Paz guatemalteca Rigoberta Menchú; la esposa del mandatario nicaragüense Daniel Ortega, Rosario Murillo, y el presidente de México, Felipe Calderón, le enviaron sus condolencias. Una velada solemne se realizó en el Teatro Karl Marx, encabezada por dirigentes del gobierno y del PCC y de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), de la cual Espín fue presidenta hasta su fallecimiento.
Aquejada desde hace varios años de cáncer linfático, Espín murió a las 16.14 locales del lunes y sus cenizas se depositarán en ceremonia familiar y con honores militares en el Mausoleo del II Frente Frank País, en Santiago. Esta mujer conoció a Raúl cuando fue a entrevistarse con Fidel en junio de 1955 en México, donde los hermanos permanecieron en el exilio hasta 1956, y se casaron el 26 de enero de 1959, en Santiago. Espín participó en la guerrilla urbana y combatió en la Sierra Maestra como parte del II Frente Frank País, bajo el mando de Raúl, contra el dictador Fulgencio Batista (1952-58).
Su muerte es la primera que se produce en la familia íntima de los Castro y una sensible baja en la dirigencia del núcleo que acompaña al líder de 80 años. Desde la FMC, garantizó el apoyo de la población femenina a Fidel, sobre todo en la crisis económica de los ‘90, al tiempo que peleó por los derechos de las mujeres en una revolución de “barbudos” y en una sociedad de marcado machismo. “Fue una mujer intachable, que hizo mucho por nosotras. Es una pérdida irreparable”, dijo Mercedes Toro, un ama de casa que desfilaba en la Plaza de la Revolución.
Espín ejerció como primera dama ante la ausencia pública de la esposa de Fidel, Dalia Soto del Valle, en un país donde la vida privada de las figuras políticas es mantenida en estricta reserva y el presidente siempre se opuso a reconocer ese cargo como institución. Impulsó luchas contra la discriminación y el analfabetismo, en favor de la niñez y también de los homosexuales marginados en los años ‘60, una batalla que heredó su hija Mariela, de 45 años, directora del Centro Nacional de Educación Sexual.
Vilma Espín es la tercera heroína que pierde la revolución, tras Celia Sánchez, secretaria personal de Fidel, y Haydée Santamaría, directora de Casa de las Américas. Espín llegó a tener el mayor rango político como primera mujer en el selecto Buró Político del PCC, como miembro efectivo en 1986. También integró el Consejo de Estado, el Comité Central del Partido y fue diputada desde 1976.
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