Acorralado por un proceso de extradición que se acerca a un final que, todo indica, no lo favorecerá, el ex presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) ha hecho su última movida para evitar enfrentar a la Justicia peruana: ayer anunció su candidatura al Senado del Japón. Con esta maniobra, Fujimori, de 68 años y quien en Perú enfrenta una posible condena de 35 años de prisión, busca que su eventual elección como senador nipón en los comicios que se realizarán dentro de un mes le dé la inmunidad diplomática que otorga ese cargo y se convierta en un factor de presión de Tokio sobre el gobierno chileno para que éste no conceda su extradición.

Cada vez que las cosas se le complican, Fujimori busca refugio en Japón, la tierra de sus padres. Lo hizo cuando huyó a Tokio en el año 2000 en momentos en que su régimen autoritario se derrumbaba y lo vuelve hacer ahora, cuando el pedido de extradición planteado por la Justicia peruana a Chile para procesarlo por cargos de violaciones a los derechos humanos y corrupción está cerca de definirse. Fujimori anunció su intención de convertirse en senador japonés días después que la fiscal chilena Mónica Maldonado se pronunciara a favor de su extradición y de que un juez dictara orden de arresto domiciliario en su contra. Fujimori llegó sorpresivamente a Santiago en noviembre de 2005, luego de abandonar su refugio en Tokio, y desde entonces está sometido a un proceso de extradición.

Con la extradición y la cárcel muy cerca, el Nuevo Partido del Pueblo (NPP) del Japón, agrupación de un nacionalismo de extrema derecha creada en 2005 luego de una escisión del gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD), le ha extendido a Fujimori un manto protector que busca asegurarle la impunidad. Una delegación del NPP llegó hasta Santiago para invitar a Fujimori a integrar su lista de candidatos al Senado. Fujimori anunció su aceptación de la propuesta del NPP en una entrevista con la televisión japonesa NTV. “Quiero hacer uso de mi experiencia de diez años para trabajar por Japón y el mundo”, señaló Fujimori al anunciar su candidatura al Senado de Japón. La actual esposa de Fujimori, Satomi Kataoka, con quien se casó hace poco, habría sido un factor clave para la postulación del ex presidente peruano al Senado de Japón por el derechista NPP. Kataoka es una adinerada empresaria japonesa con estrechos vínculos con la extrema derecha de su país.

El líder del NPP que ha decidido cobijar a Fujimori es Shizuka Kamei, un personaje que tiene su propia historia de escándalos y corrupción. Kamei era un influyente parlamentario del oficialista PLD hasta que en 2005 debió apartarse de esa agrupación, cuando fue involucrado en una denuncia de sobornos y compra de votos. Ya fuera del PLD, Shizuka Kamei formó el NPP, donde ha reunido a políticos que profesan un nacionalismo de extrema derecha. El NPP es una agrupación minoritaria que tiene apenas diez representantes en el Congreso japonés.

En Lima, el vocero de Fujimori, el congresista Carlos Raffo, aseguró que el ingreso de su líder a la política japonesa no lo apartaría de la política peruana. “Esta candidatura no lo obliga a renunciar a su nacionalidad peruana. Está haciendo uso de su doble nacionalidad”, señaló Raffo.

El vocero fujimorista ensayó una extravagante explicación para presentar la decisión de su jefe político. “Esta candidatura de Fujimori al Senado de Japón significa la globalización del fujimorismo. Esto no es una huida, sino un salto hacia delante del fujimorismo, porque en un hecho sin precedentes en el mundo un político de un país del Tercer Mundo participa en lo más alto de la política de un país del Primer Mundo. Los fujimoristas estamos muy orgullosos por eso.”

Por su parte, el procurador del Perú a cargo del proceso de extradición de Fujimori, Omar Chehade, expresó su confianza en que esta candidatura no afecte el proceso judicial en Chile. “Es una defensa legal desesperada, pero el proceso de extradición llegará de todas formas a sus instancias finales pues se basa en tratados internacionales contra la impunidad”, señaló Chehade.