Hugo Chávez se escapó de la Copa América, las marchas opositoras de los periodistas de RCTV y la cumbre de Mercosur para encontrar refugio en los brazos de sus aliados del eje antinorteamericano, Rusia, Irán y Bielorrusia. Después del enfrentamiento verbal con el gobierno brasileño por las críticas de Caracas al Mercosur, el presidente venezolano inició una gira internacional con la mira puesta en fortalecer su capacidad militar. Chávez también aprovechará su encuentro de hoy con su par ruso, Vladimir Putin, para afianzar la cooperación en el sector energético, especialmente después de que su gobierno recuperó el control de la mayoría de las operaciones en la rica Faja del Orinoco.

El gobierno ruso intentaba ayer priorizar los objetivos económicos y comerciales de la visita de Chávez, restándoles así importancia a las obligadas lecturas políticas. Moscú no quiere agitar aún más las aguas después de enfrentar abiertamente a la Casa Blanca por el escudo antimisiles que planea instalar en Polonia y República Checa. La Cancillería rusa no quiso quedarse solamente en el aspecto militar –fuente de malestar en Washington– y habló de proyectos en las áreas energéticas y de transporte, y destacó el interés de la petrolera rusa Lukoil de invertir en la Faja del Orinoco.

Pero Chávez ya había dejado en claro cuál es el punto fuerte de su alianza con el Kremlin. “Si no fuera por Rusia, estaríamos casi desarmados”, había dicho recientemente. Las cifras lo respaldan. Según datos oficiales rusos, el comercio entre Moscú y Caracas sólo fue de 90 millones de dólares el año pasado. Las ventas militares, en cambio, se acercaban a los cuatro mil millones de dólares. Caracas estaría interesada en adquirir submarinos convencionales y sistemas de defensa antiaéreas, y además tiene agendada una visita a una fábrica de helicópteros.

Mientras Chávez afina su alianza político-militar con Moscú, en Caracas su vice, Jorge Rodríguez, y sus ministros se preparaban para la cita de mañana en Asunción. Ellos se harán cargo del barco en la cumbre semestral de mandatarios del Mercosur, que comenzará hoy a nivel ministerial y terminará mañana con el encuentro de presidentes. Aunque no son temas de agenda, el ingreso definitivo de Venezuela al bloque y las críticas por la no renovación del contrato del canal opositor RCTV estarán en el centro del debate. El primero no se discutirá oficialmente porque todavía se encuentra en la “etapa técnica”, según el canciller paraguayo Rubén Ramírez, y el segundo porque es un asunto interno de Venezuela.

Pero lejos del razonamiento de los gobiernos del bloque, los sectores más conservadores y poderosos de la región están haciendo lobby para que el tema esté presente en Asunción. El partido blanco de Uruguay planteó el tema por primera vez en el nuevo Parlamento regional esta semana y pidió que se frene el ingreso de Caracas. La convocatoria no tuvo efecto. Sin embargo, otro interlocutor retomó su reclamo ayer. Según la prensa brasileña, las asociaciones empresariales le hicieron saber al gobierno su preocupación por el ingreso de Venezuela al Mercosur. Al mismo tiempo, el presidente de RCTV, Marcel Granier, se reunía con directivos de la Federación de Industrias de San Pablo, la mayor central empresarial del país. Para cerrar el círculo, la televisión y los diarios brasileños repetían una y otra vez imágenes de los 10 mil opositores que marcharon ayer en Caracas, aprovechando el Día del Periodista.