EL MUNDO › SIN SUS SOCIOS DEL MERCOSUR, SE REUNIO CON SUS NUEVOS ALIADOS DE LA UE
Tras alcanzar la categoría de “socio estratégico” de la Unión Europea, el presidente brasileño desembarcó en Bruselas para vender biocombustible y destrabar las negociaciones entre la UE y el Mercosur. Los europeos le pidieron que no desmonte el Amazonas.
› Por Ana Carbajosa *
Desde Bruselas
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, desembarcó ayer en Bruselas para vender su producto estrella, el biocombustible, y pedir a los europeos acceso a sus mercados. Las autoridades comunitarias anunciaron a Lula su intención de importar biocombustibles para lograr el objetivo de que la UE se nutra en 2020 en un 10 por ciento de esta fuente energética, considerada limpia y segura comparada con el petróleo.
Pero Bruselas también advirtió de los riesgos ambientales que entraña la conversión de cultivos en energía. “Los europeos no pagarán más para adquirir biocombustible si el etanol que mueve sus coches proviene de la quema de campos y cultivos. Tampoco si se produce a costa de la selva amazónica”, indicó el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, quien sin embargo defendió que Europa debe estar preparada para importar gran parte del biocarburante que consuma. “No podemos plantearnos promover los biocombustibles europeos cuando nuestra producción de carbón es débil, si podemos importar biocarburantes más limpios y baratos. El nacionalismo aplicado a las fuentes de energía no nos ha servido”, dijo Mandelson abriendo la puerta de los mercados europeos a Brasil.
Lula vino a Bruselas a eso, a pedir a los europeos que eliminen las barreras comerciales para los biocombustibles y trató de tranquilizarlos explicándoles que su gobierno certificará la calidad ambiental de los biocombustibles que quiera exportar. Explicó el líder brasileño que estas energías alternativas constituyen una oportunidad única para el desarrollo de los países sin recursos y que la experiencia brasileña podría copiarse en cualquier país africano. “De optar por la opción de los biocombustibles más de un centenar de países producirían energía. El acceso a esta energía sería mucho más democrático y se reducirían las desigualdades entre los países consumidores y productores de energía, a la vez que se evitarían conflictos por la escasez de recursos energéticos”, dijo Lula en una intervención en Bruselas, ciudad que reúne a políticos, expertos y ONG para analizar el futuro de los biocarburantes.
Brasil, líder en la fabricación de etanol, produjo en 2005 trece millones de toneladas de este biodiésel, lo que generó 4,5 millones de puestos de trabajo (directo o indirecto), según las cifras oficiales. La producción masiva de biocombustible ha sido últimamente blanco de críticas por los peligros ambientales que entraña esta fuente de energía alternativa. “Haría falta discutir la necesidad de reglas globales y legislación nacional para evitar la deforestación ilegal y la destrucción agroindustrial, que avanza a un ritmo alarmante bajo el gobierno de Lula”, sostuvo ayer el eurodiputado de Los Verdes, David Hammerstein.
Un ejemplo: en países como México, la utilización de maíz para producir biocarburantes encareció el precio de la tortilla de maíz, alimento básico para millones de mexicanos, causando fuertes protestas ciudadanas. El presidente cubano Fidel Castro también había puesto en duda los beneficios gratuitos de los biocombustibles, especialmente del etanol, en varios de sus editoriales durante los últimos meses. A pesar de estos temores, la petrolera portuguesa Galp y Petrobras firmaron el miércoles un contrato que le permitirá a Brasil producir 600 mil toneladas anuales de aceites vegetales y biodiésel para comercializar y distribuir este combustible en el mercado portugués y europeo.
El presidente brasileño había desembarcado en Europa el miércoles para ser coronado como el nuevo socio estratégico de la Unión Europea. Brasil, el quinto país del mundo en tamaño y población, obtiene así el mismo estatus que China, Rusia e India. Con esto, la UE repara una vieja carencia de su política exterior y presenta a Brasil como su llave para avanzar en el acuerdo con el Mercosur, bloqueado durante diez años. La base de esa alianza es más cooperación, más intercambio económico, frente común contra el cambio climático y promoción del comercio justo.
En lo social, el acuerdo refuerza la cooperación que se puso en marcha en 1992. La UE inyectará más de 42,7 millones de euros hasta 2013 para estimular acciones contra la pobreza y la desigualdad, por la educación y los derechos humanos. Pero lo más novedoso es el boceto de una estrategia común frente al problema medioambiental, un tema que los europeos consideran prioritario. En lo político, Lula aseguró que esta alianza ayudará a destrabar la Ronda de Doha, la negociación abierta hace años en la Organización Mundial del Trabajo para suspender los subsidios de las potencias a su producción agrícola, en beneficio de los países subdesarrollados.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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