Uno de los senadores brasileños acusados de recibir sobornos renunció para evitar perder sus derechos políticos. Joaquín Roriz, una de las figuras del ala de derecha del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y ex gobernador de Brasilia, decidió dejar su banca el miércoles, justo cuando un comité de la Cámara alta estaba por abrirle un proceso de destitución. El senador, parte de la base aliada parlamentaria del gobierno petista, había quedado en la cuerda floja después de que la policía grabara una conversación con un ex presidente del Banco de Brasilia en la que hablaban del reparto de cerca de un millón de dólares. Según Roriz, el dinero no era de origen ilegal ni de fondos públicos. Pero en la conversación se refería a un cheque del empresario Nene Constantino, dueño de la aerolínea Gol. El cheque sería de alrededor de un millón de dólares. Después de revelada la grabación, Constantino reconoció que le había prestado 150 mil dólares a Roriz, pero negó saber a qué cheque se refería. El miércoles, tras presentar su renuncia, Roriz volvió a negar las acusaciones. “El furor de la prensa, el ensañanamiento de algunos y conclusiones maliciosamente hechas hablaron más alto”, escribió en la carta que difundió la prensa brasileña. El opositor Partido Socialismo y Libertad, el mismo que impulsaba el proceso de destitución contra Roriz, ya adelantó que hará lo mismo con su reemplazante, Gim Argello del Partido Laborista Brasileño (PTB). El clima en la Cámara de Senadores ya venía tenso con el escándalo que mantiene en vilo al presidente de la Cámara, Renán Calheiros, también del PMDB. Ayer el Comité de Etica que lleva su caso resolvió profundizar la investigación para determinar si recibió dinero de una empresa constructora beneficiaria de millonarias licitaciones de obras públicas.