EL MUNDO › ESCENARIO
› Por Santiago O’Donnell
Si algo quedó claro después de los ataques fallidos de los doctores y sanitaristas extranjeros en Gran Bretaña es que cada vez es más fácil cometer un atentado terrorista. Hoy los especialistas desmenuzan el sistema de salud británico de donde salieron los torpes terroristas que esta semana intentaron volar tres coches bomba con resultados nulos. Alertan que hay miles de médicos recibidos en universidades de Medio Oriente trabajando en Gran Bretaña como resultado del défict de médicos locales. Se alarman por la supuesta laxitud en la política de ingreso al país de estos especialistas extranjeros. Imaginan el desastre que podrían haber causado estos médicos extranjeros con los virus y bacterias que tenían a disposición en los hospitales donde trabajaban.
El flamante gobierno de Gordon Brown reaccionó imponiendo más controles migratorios y reforzando la vigilancia en los aeropuertos y las calles, pero sin el triunfalismo y las loas a los servicios de Inteligencia de su predecesor Tony Blair ante escenarios similares.
Los servicios secretos británicos vigilan entre dos y tres mil potenciales terroristas, pero entre todos los terrroristas que tomaron parte en los atentados de esta semana apenas uno integraba la lista, y con la prioridad más baja. El año pasado, después de otra serie de atentados fallidos, el gobierno de Blair pasó una ley antiterrorista que, entre otras cosas, duplicaba el presupuesto de los servicios encargados de combatirlos. Pero mientras los espías duplicaban sus recursos, las amenazas terroristas crecían de forma exponencial.
Así como antes del atentado a las Torres Gemelas a nadie se le había ocurrido que un terrorista podía secuestrar un avión con un cuchillito y estrellarlo contra un edificio, antes de esta semana a nadie se le había ocurrido poner bajo la lupa los médicos extranjeros en Gran Bretaña.
“La vulnerabilidad es tan extendida que es difícil anticipar desde qué segmento de la sociedad vendrá el próximo ataque”, señala Katherine Baskerville, al teléfono desde Londres. Baskerville es la jefa de la división de Europa Occidental de Exclusive Analysis, “una empresa de seguridad dedicada a los pronósticos de inteligencia estratégica”, según la define la especialista.
Para Baskerville la principal lección que dejó el atentado de los médicos es la necesidad de contar con más información desde Medio Oriente. “Dos de los terroristas eran iraquíes, un país con un problema considerable de seguridad y un gobierno débil que no parece tener idea de quiénes están involucrados en actividades extremistas. La guerra produjo una ola migratoria de iraquíes a Europa. Casi todos son refugiados inocentes, pero el gobierno de ese país no fue capaz de proveer información sobre la entrada de posibles terroristas. El gobierno iraquí está completamente desbordado.”
También fallaron los servicios sauditas, jordanos, libaneses e hindúes, porque los médicos-terroristas de esos países que actuaron la semana pasada no figuran en ninguna lista. ¿No habrá que cambiar las prioridades para no seguir quedando en off-side?
“No creo que estén mal las prioridades. Estas redes informales de potenciales terroristas autodidactas no pueden ser consideradas de alto riesgo. No todo se puede considerar de alto riesgo, pero se pueden hacer algunas cosas. El Reino Unido debería mejorar su capacidad de análisis con la incorporación de más analistas que manejen el árabe y el farsi. Tenemos un cuello de botella de inteligencia por el déficit del idioma. También hay que mejorar la cooperación internacional, interactuar más con las comunidades locales y conocer más a los individuos en vez de focalizarse tanto en las estructuras jerárquicas de las redes terroristas, lo que llamamos el ‘terrorismo grande’”, apunta la experta.
Según su visión, hoy en día ponerse en contacto con los tipos que están en la lista de los servicios secretos no representa un riesgo muy grande para un potencial terrorista. “Los beneficios superan los riesgos. Pueden aprender mucho y si no cometen errores sería difícil detectar el contacto”, explica.
Internet y la globalización juegan a favor de los terroristas. Casi todas las semanas se produce algún atentado exitoso o fallido que recibe amplia difusión en los medios de comunicación y a través de la web. Así, los terroristas van aprendiendo más y más sobre el modus operandi de la policía y los servicios de seguridad y van mejorando su puntería a través del ensayo y el error.
“Los médicos fueron descubiertos porque dejaron el chip en el teléfono celular encontrado en el coche bomba. Te puedo asegurar que la próxima vez van a tirar el chip”, apunta la especialista.
Ante las evidentes limitaciones del accionar antiterrorista, cabe preguntarse si no llegó la hora de combinar las acciones preventivas con un poco de política. Los terroristas parecen estar en sintonía con las novedades políticas. No debe ser casualidad que ataquen a Gran Bretaña justo cuando se va del gobierno el principal aliado de Estados Unidos. Lo mismo pasó en España cuando Atocha despidió a Aznar. La idea de los terroristas sería romper la alianza que se formó después del 9-11 para aislar a Washington en su cruzada.
Brown tuvo un gesto político el jueves cuando le agradeció al grupo palestino Hamas por la liberación de un periodista de la BBC que había sido secuestrado en Gaza. Se trata del mismo grupo que Blair y Bush se cansaron de denunciar como organización terrorista. También marcó diferencias con su antecesor al obviar toda referencia al “terrorismo islámico” y referirse a los doctores simplemente como criminales, algo que cayó bien en la comunidad musulmana local. Baskerville opina que el cambio es significativo, pero que no dará resultados inmediatos.
“El gobierno de Blair nunca aceptó que la política exterior es un factor en la amenaza terrorista y en cambio este gobierno y la élite política parece ahora que entienden que es uno de los factores que deben ser considerados. En los próximos años crecerá la interacción entre la inteligencia táctica y la inteligencia política, pero prevenir ataques a través de instrumentos políticos llevará varios años. No es algo que funcione en el corto plazo y todavía es demasiado pronto para saber qué actitud adoptará el gobierno de Brown en estas cuestiones.”
Mientras tanto los ingleses tendrán que ajustarse los cascos, como les gusta decir. Cuando un grupito de médicos que ni siquiera saben remover el chip de sus celulares pone en ridículo a los espías más famosos del mundo, llegó el momento de admitir que los expertos están desbordados y los terroristas van ganando por goleada. ¿Por qué? Porque la amenaza terrorista es como el dentífrico: una vez que salió del tubo, es casi imposible volver a meterla.
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