Por primera vez se usa un sitio de Internet para hacer un debate de campaña, en el que primó una atmósfera informal. Los precandidatos respondieron las preguntas de los internautas, la mayoría jóvenes habitués de esa página web.
Los demócratas están dispuestos a probar cosas nuevas para ganar votos. Ayer, en Charleston, Carolina del Sur, los siete precandidatos presidenciales de la oposición se acercaron a los jóvenes y a Internet. La senadora de Nueva York y ex primera dama Hillary Clinton, el senador de Illinois Barack Obama, el ex candidato a vicepresidente John Edwards participaron de un debate promocionado por la cadena CNN y el sitio YouTube, en el que las preguntas las hacían internautas que durante los últimos días dejaron su video en la página web. El resultado fue una discusión sin muchas sorpresas y con pocos cruces fuertes, que difícilmente cambiará los sondeos, que siguen dando arriba y lejos a Clinton. Los candidatos buscaron exponer ideas simples, reconocer las virtudes de sus rivales y, ante todo, atacar al cada vez menos popular presidente George Bush.
La nueva modalidad buscaba sellar la entrada de Internet a la campaña presidencial. Después del lanzamiento de la campaña de Hillary Clinton a través de un video que la muestra al estilo de Los Sopranos, la famosa serie mafiosa, y de las filmaciones del senador de Illinois Barack Obama junto a sus aliados, YouTube pasó de ser un sitio exclusivo para los jóvenes y los adictos a la red, a uno de los principales campos de batalla de los precandidatos demócratas. Ayer esa página web fue la patrocinadora del segundo debate de la principal fuerza opositora del país. Con un escenario acorde, que recordaba una entrega de premios de la cadena de música MTV, los dirigentes demócratas –que también incluyeron al gobernador de origen hispano de Nuevo México, Bill Richardson, el senador de Delaware, Joseph Biden, su par de Connecticut, Christopher Dodd, y el representante de Ohio, Dennis Kucinich– intentaron mostrarse distendidos. Ninguno de los tres –el debate confirmó que sólo ellos tienen posibilidades en las internas– esquivaron las repetidas bromas del moderador, el popular periodista de CNN Anderson Cooper.
El mecanismo del inusual debate aportaba a este clima relajado. El moderador presentaba un video de apenas unas décimas de segundo en el que un joven formulaba una pregunta y decía a quién se la dirigía. Los candidatos respondían y luego Cooper repreguntaba, a veces para incluir al resto de los contendientes. El debate siguió siendo un debate. Sin embargo, el formato permitió evitar el extremo formalismo de las preguntas. Eso supuestamente ayudaría a que los candidatos respondieran con más soltura.
Irónicamente, las preguntas y los personajes más insólitos quedaron fuera de la edición final de CNN, aunque sí fueron elegidos para la presentación. La emisión comenzó con una serie de videos en los que aparecían un hombre vestido de vikingo, una niña de cinco años preguntando sobre los problemas de la actual política social y un joven en un disfraz de pollo. Todo indicaba que el insólito debate realmente sería insólito. Sin embargo, al comenzar con las preguntas y respuestas desaparecieron las sorpresas.
“¿Qué lo hace diferente del resto de los políticos?”, dijo un joven de Utah dirigiéndose a Obama. El senador, el primer afroamericano que busca alcanzar la Casa Blanca, recordó su experiencia como legislador y volvió a echar mano a uno de sus principales recursos de campaña, su oposición a la guerra en Irak desde el minuto cero. Varias preguntas más tarde, el tema de Irak volvió a aparecer y los candidatos marcaron sus diferencias. Ante la pregunta de si se reunirían con países rivales para discutir conflictos como Irak, Obama no dudó en prometer que de ser necesario conversará con los líderes de Corea del Norte o de Irán. En cambio, la ex primera dama no se desmarcó mucho de la Casa Blanca. “Enviaré representantes del más alto nivel”, fue su propuesta. Y luego comparó a los rivales de Medio Oriente con los de América latina. “No haremos que nuestro presidente se reúna con líderes como Hugo Chávez y Fidel Castro hasta que no sepamos con exactitud cuál es el mejor camino a seguir”, señaló.
Entre las pocas preguntas que incomodaron, el primer lugar se lo lleva sin dudas el video de una joven pareja de lesbianas. “¿Nos dejarían casarnos?”, demandaron. La pregunta no estuvo dirigida a todos. Kucinich dijo que sí y Dodd y Edwards que no, aunque reconocerían las uniones civiles. “La respuesta honesta es que no. Pero creo que está mal que yo, como presidente, utilice mi fe para negarle a alguien sus derechos”, contestó el ex compañero de fórmula de Al Gore.
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