Un informe pronostica que no habrá “seguridad sostenible” en Irak antes de julio de 2009. Según la Casa Blanca, a partir de entonces podría empezar un repliegue ordenado. Se barajan distintas fórmulas.
› Por Antonio Caño *
desde Washington
A la espera del anuncio formal de una nueva estrategia, que no llegará antes de mediados del mes de septiembre, EE.UU. busca ya distintas fórmulas que le permitan empezar a retirar tropas de Irak –actualmente 160.000 soldados– a corto plazo y sin crear un vacío de poder que conduzca a ese país hacia el caos. Responsables políticos y militares de la operación está analizando en estos días diversos escenarios y todos ellos conducen, según se desprende de los datos facilitados por varias fuentes, a la posibilidad de un repliegue pero a la permanencia de un significativo número de soldados por un largo plazo.
A la impaciencia de la opinión pública se ha unido la impaciencia del Congreso, en el que los propios republicanos exigen ya al presidente un nuevo rumbo. A finales del verano, tras el informe que debe presentar el jefe de las fuerzas expedicionarias en Irak, general David Petraeus, George Bush se verá, muy probablemente, obligado a pactar ese nuevo rumbo. El Plan Conjunto de Campaña, un documento elaborado por civiles y militares para revisar la marcha de la nueva estrategia en Irak y que representa en esencia el pensamiento de Petraeus, pronostica que no habrá “seguridad sostenible” en Irak antes de julio de 2009. Pero ese informe, anticipado ayer por The New York Times y que será dado a conocer esta semana, incluye –y aquí está la gran novedad– un nuevo enfoque del conflicto que abre para la administración opciones distintas a la mera prolongación de la guerra.
“Lo sustancial del plan –recogía el Times– es que las fuerzas norteamericanas no pueden imponer una solución militar, pero sí pueden contribuir a crear las condiciones que hagan posible la reconciliación política.” Aunque no lo menciona expresamente, este nuevo enfoque podría permitir una paulatina reducción de tropas. El general Petraeus ha advertido en distintos foros que esa reducción no es recomendable mientras los objetivos que se marcaron en esta guerra, es decir, derrotar a la insurgencia y establecer un gobierno democrático y libre en Irak, se mantengan. Esos objetivos exigirían varios años más de guerra y quizá nuevos refuerzos.
Así, el mantenimiento de los objetivos actuales exigiría la extensión del mismo nivel de compromiso militar durante varios años aún, lo que se presenta como inaceptable para los congresistas. Pero una redefinición de la misión favorecería el comienzo de la retirada y representaría un poco de oxígeno para los candidatos republicanos que compiten el año próximo. Esa misión redefinida, tal como la contemplan hoy los analistas, tendría dos frentes: el militar y el diplomático. En el frente militar, los objetivos serían a partir de septiembre la lucha contra los focos de Al Qaida en Irak y el adiestramiento de las unidades del ejército iraquí. En el frente diplomático, el propósito es recuperar el apoyo de la comunidad internacional, especialmente del mundo árabe, para ayudar en la reconstrucción de Irak.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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