Estados Unidos teme que el armamento que le entregó al Ejecutivo iraquí esté ahora en manos de la insurgencia.
› Por Sandro Pozzi *
desde Nueva York
A Estados Unidos se le acumulan los problemas en Irak. Y el último preocupa especialmente al Pentágono. Los mandos militares han perdido la pista de 110 mil fusiles de asalto Kalashnikov (AK-47) y 80 mil pistolas que entregó al Ejecutivo iraquí en el marco de su programa de entrenamiento y rearme de las fuerzas de seguridad. Se teme que este material esté en manos de la insurgencia y que se esté utilizando contra los militares estadounidenses.
“Parece que Estados Unidos está armando involuntariamente a los malos”, afirma en The Washington Post la analista Rachel Stohl, del Centro para la Información de la Defensa, especialista en armas ligeras. El diario estadounidense revelaba ayer el último incidente en Irak basándose en un informe clasificado de la Oficina de Auditoría del gobierno estadounidense remitido a fines de julio al Congreso, sobre la financiación y rearme de las milicias insurgentes. En ese documento se confirma que el Pentágono desconoce el paradero de una tercera parte de las armas entregadas a las fuerzas iraquíes en 2004 y 2005. Hasta ahora, Estados Unidos había estimado en torno de unas 14 mil las armas perdidas, con lo que se multiplica por trece el número total de material extraviado desde el inicio del conflicto. Esta cantidad de fusiles y pistolas duplica el controvertido contrato de armas firmado por Venezuela con Rusia. El encargado de supervisar esas entregas era el general David Petreaus, como responsable hasta 2005 del programa de adiestramiento de militares y policías iraquíes. Los registros manejados por el equipo de auditores dirigido por Joseph Christoff muestran que Petreaus informó durante esos dos años sobre la entrega de 185 mil fusiles AK-47 y unas 170 mil pistolas.
La diferencia es grande si se comparan con los registros de propiedad, que revelan que las unidades iraquíes tenían 75 mil rifles Kalashnikov y 90 mil pistolas. Petreaus es ahora el jefe militar de más alto rango en Irak. El Pentágono lleva destinados 19.200 millones de dólares para la formación y rearme de las fuerzas iraquíes, para que puedan hacer frente a los grupos insurgentes y garantizar la seguridad del país. Es una de las condiciones que pone la Casa Blanca al Ejecutivo de Nouri al Maliki antes de comenzar la retirada de tropas. El Departamento de Defensa solicitó otros dos mil millones más para poder seguir financiando el programa. Las armas perdidas, como indican fuentes y analistas militares a medios estadounidenses, podrían estar siendo empleadas por los insurgentes contra los militares de ese país.
El Pentágono ya alertó en el pasado de la presencia de miembros de los grupos rebeldes entre los cuerpos militares y de policía iraquíes. El informe denuncia ahora que los procedimientos utilizados para supervisar el destino de las armas que se entregaban a las fuerzas de seguridad iraquíes no son aceptables.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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