EL MUNDO › TENSA ASAMBLEA TRIBAL DE PAKISTAN Y AFGANISTAN
Los jefes de tribus, líderes religiosos y políticos de Afganistán y Pakistán se reunieron ayer en Kabul en una atmósfera acalorada para discutir la erradicación de los talibanes y de Al Qaida en ambos países. El encuentro fue parte de la segunda jornada de la “Jirga por la paz”, o asamblea tribal como llaman a la cumbre. Mientras tanto, los combates en todo el país no cesaron y, sólo ayer se registraron 45 nuevos muertos. El presidente paquistaní, Pervez Musharraf, aceptó “en principio” hablar el domingo próximo ante los 700 líderes tribales, religiosos y políticos de Pakistán y Afganistán, reunidos en la asamblea.
En el sur y el oeste de Afganistán los talibanes han recuperado terreno en su lucha por volver a imponer su régimen, derrocado por la invasión multinacional, liderada por Estados Unidos a finales de 2001. A pesar de sus continuos ataques, las fuerzas de la OTAN no han logrado contener y debilitar a estos grupos. Ayer los combates dejaron un nuevo soldado de la coalición muerto, esta vez del ejército británico. Con él ya son 129 los miembros de la fuerza internacional que fallecieron en Afganistán desde principios de año. La otra gran derrota de la OTAN es que tampoco ha podido con la ola de secuestros, el último de ellos a un grupo de 23 misioneros surcoreanos. Los talibanes anunciaron ayer que habían empezado a negociar directamente con una delegación surcoreana, en Ghazni, en el sur del país. Los trabajadores humanitarios ya llevan tres semanas en cautiverio y dos de ellos han sido ejecutados.
En medio de ese clima, la Jirga de paz recibió ayer un claro espaldarazo con el anuncio de la posible participación del corresponsable de su organización, el presidente paquistaní. Musharraf no participó en la inauguración de la asamblea, que reúne a unos 700 jefes tribales de ambos lados de la frontera. Su ausencia el jueves fue interpretada en Kabul como un mal augurio para la cumbre y por eso ayer salieron a presionarlo y a recordarle la importancia de mantener segura y estable la zona fronteriza. En Kabul, también aprovecharon la ausencia de Musharraf para responsabilizar al país vecino del fortalecimiento de los talibanes y los terroristas en la zona. “Nadie puede negar que los terroristas se encuentran en las zonas tribales de Pakistán a lo largo de la frontera”, aseguró el diputado afgano Sardar Mohammad Rehman Ogholi ante cientos de líderes tribales y dirigentes políticos. “También está claro que son huéspedes indeseables”, agregó, tratando de suavizar la crítica. Pero un jefe de una tribu del norte de Pakistán y ex diputado, Malik Fazel Manaan Mohmand Kudajel, le respondió que esta Jirga sólo tendría éxito si se enfrenta “al verdadero problema”. “Fue la presencia de las tropas estadounidenses y de la OTAN la que provocó la inseguridad”, explicó. “Los combatientes de Al Qaida, ¿de dónde vinieron? ¿quién los arrastró? ¿quién les dio armas? ¡Bush y los norteamericanos! Después de haber vencido a los rusos, ahora tenemos que alejar a los estadounidenses para salvar nuestros hogares”, denunció el ex diputado paquistaní.
Unos 70 representantes de las tribus y religiosos paquistaníes de las zonas fronterizas del Waziristán del Norte y del Sur, así como los diputados de un partido radical partidario de los talibanes, no quisieron asistir a la reunión. Muchos de ellos consideran que no tiene ninguna probabilidad de tener éxito sin la participación de los talibanes. Sin embargo, ayer se escucharon muchas voces que llamaron a, al menos, un principio de acuerdo. “Nosotros compartimos un libro, el Corán, una religión y un idioma. Nunca nos hemos enfrentado por esas cuestiones. Ahora debemos unir nuestras manos para resolver los problemas. Hablemos de paz”, instó la diputada afgana Shukria Barakzai, una de las pocas mujeres presentes.
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