Dom 09.09.2007

EL MUNDO  › LA NUEVA ESTRATEGIA DE BUSH PARA LLEGAR A LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DEL 2008

Repliegue silencioso y a cuentagotas

Ya no hay margen para insistir con estrategias ofensivas en Irak. Bush se ha resignado a ordenar el retiro de tropas que le exige el Congreso, pero busca hacerlo de manera tal que el grueso de las tropas siga en Irak cuando termine su mandato a fines del 2008. Mientras, el anuncio del retiro de una brigada calmará al Congreso.

› Por María Laura Carpineta

Ya no hay dudas. Para el final de esta semana que comienza el gobierno de George Bush aceptará algún tipo de retirada de sus tropas desplegadas en Irak. La forma en que lo hará todavía nadie se anima a adelantar. Sin embargo, algunos adelantos del propio comandante de las operaciones militares en Irak, el general David Petraeus, ya fueron delineando la estrategia. El Pentágono recomendará la partida de una brigada, es decir, de entre 3500 y 4500 soldados. Esa primera retirada se realizaría en enero, en principio, o en abril a más tardar. Destacando ese compromiso, Petraeus reclamará más tiempo y esperará a ver si algún éxito militar en los próximos meses logra calmar los ánimos en Washington.

Hace sólo unos días, en una entrevista hecha por mail al diario The Boston Globe, Petraeus adelantaba el objetivo del informe que presentará mañana y el martes ante las dos Cámaras del Congreso junto al embajador estadounidense en Irak, Ryan Crocker. “Basándome en el progreso que nuestras fuerzas están consiguiendo, espero que pueda recomendar que parte de nuestras fuerzas se mantengan desplegadas”, señalaba el comandante. Actualmente, Estados Unidos mantiene alrededor de 168 mil soldados en el terreno. Treinta mil de ellos fueron incorporados a principio de año con la nueva estrategia de la Casa Blanca, conocida como “surge”. El plan era reforzar la seguridad de las zonas más violentas, principalmente Bagdad, para mejorar el clima de confianza y facilitar la conciliación política entre la dirigencia iraquí.

A pesar de la autocrítica que haga mañana Petraeus, lo cierto es que el comandante está convencido de que las cosas están mejorando y por eso no aceptaría una retirada mayor a la de una brigada. Según adelantó ayer el diario the Washington Post, el jefe castrense le pedirá al Congreso de mayoría demócrata que le permita presentar una nueva evaluación dentro de seis meses. Sólo en ese momento, explicó el general, volverá a analizar la necesidad o no de enviar de vuelta a casa a más soldados.

La estrategia del número uno en Irak sería, según el matutino, ganar tiempo para que los “logros militares” estadounidenses terminen de imponerse en todo el país. “El resultado ha sido un progreso en el área de seguridad, aunque ha sido, como ustedes saben, desparejo”, había asegurado Petraeus en una carta que envió días atrás a los comandantes de las otras fuerzas de la coalición internacional en Irak. Prueba de este supuesto éxito es que fuentes de la Casa Blanca ya adelantaron a la prensa que, luego de las presentaciones de los informes frente al Congreso, Bush pedirá una nueva partida extra para la guerra en Irak, de aproximadamente 50 mil millones de dólares.

El progreso desparejo del que habla Petraeus se limita a una mejora particular en algunas áreas –dos principalmente, la provincia de Anbar y el norte iraquí dominado por sus aliados incondicionales, los kurdos–. La otra parte del país que no anda tan bien deja cifras que siguen preocupando a la sociedad estadounidense y a la comunidad internacional. En el mes de agosto 56 soldados norteamericanos y más de 1800 civiles iraquíes murieron en atentados, combates y ataques de uno y otro lado. Aunque las víctimas de la violencia sectaria disminuyeron en la capital –un dato que a la Casa Blanca le encanta repetir–, lo cierto es que las cifras globales no demuestran una mejora de la situación nacional, según sostuvieron analistas independientes que desfilaron por el Congreso en los últimos días.

Todas esas cifras serán puestas a prueba en las próximas horas en el Congreso. Las mayorías demócratas en las dos Cámaras intentarán desafiar el panorama prometedor que, según la prensa norteamericana, presentará Petraeus. “El informe Bush-Petraeus intentará convencernos de que la violencia está disminuyendo y por eso que el “surge” está funcionando. Aun si las cifras fueran ciertas, la conclusión es equivocada”, aseguró ayer el número dos de los demócratas en el Senado, Dick Durbin. En las últimas semanas la oposición había dicho a la prensa que espera algún tipo de plan de retirada gradual que al menos traiga de vuelta a los 30 mil soldados extras que habían autorizado en enero pasado.

La cadena de diarios estadounidenses McClatchy Newspapers publicó ayer que el Pentágono estaría dispuesto a aceptar esa opción. Citando fuentes militares, sostuvo que, más allá de lo que suceda en la semana en el Congreso, ya se acordó retirar una brigada ahora –seguramente de la provincia de Anbar– y retomar el repliegue en abril del año próximo. El comando militar en Irak evaluaría entonces en qué zonas podrían empezar a traspasar el control a las fuerzas locales. Según el medio norteamericano, retirarían una brigada por mes hasta llegar de nuevo al contingente de 130 mil soldados que mantenían antes del refuerzo del verano pasado.

Esta versión podría coincidir con el pedido de Petraeus de volver a rendir una evaluación frente a los legisladores en Washington dentro de medio año. Allí podría determinar qué zonas habían mejorado y cuántos hombres podrían volver. Sin embargo, todo indica que será un compromiso de palabra y nada más. Dentro de medio año y ya en la recta final de la campaña presidencial, nada evitará que el comandante militar cambie de parecer si entiende que la situación ha cambiado en Irak.

Por ahora la única certeza con la cuenta del Congreso es que todavía falta mucho para que las fuerzas iraquíes puedan hacerse cargo de la seguridad del país y Estados Unidos pueda irse con la tranquilidad de haber cumplido su misión. Así se lo comunicó el jueves a los legisladores un comité independiente compuesto por 20 jefes militares y policiales retirados, convocado especialmente por el Legislativo para analizar la situación iraquí. Según este grupo de expertos, las fuerzas locales necesitan al menos un año y medio más antes de poder asumir el mando. Esta definición podría ser crucial para los enfrentamientos de la semana que empieza. Para los republicanos que siguen al lado del presidente, es la confirmación de que no se pueden retirar todavía. Para los demócratas podría ser un elemento legítimo para no forzar un cronograma de retirada inmediato. De todas maneras, y con la vista puesta en las elecciones, la oposición no desperdiciará la situación de debilidad del gobierno. “Si sacamos los plazos, las condiciones y los cronogramas de retirada, ¿cuál será su urgencia para actuar?”, cuestionó la precandidata presidencial y senadora Hillary Clinton.

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