Dom 23.09.2007

EL MUNDO

Acuerdo de países ricos y pobres para combatir el cambio climático

En la cumbre promovida por Bush se acordó un nuevo protocolo para reemplazar el de Kioto, que vence en el 2012 y que incluye por primera vez a Estados Unidos y los países en desarrollo.

› Por Geoffrey Lean *

Países ricos y pobres se pusieron de acuerdo ayer, por primera vez, para reducir la polución y así combatir el calentamiento global. Y el gobierno de George Bush, el mismo que ha buscado sabotear sistemáticamente los esfuerzos internacionales para luchar contra el cambio climático, fue el que lideró el acuerdo. Tanto los gobiernos como los militantes ambientalistas esperaban ayer que este aparentemente increíble avance sea la base que se necesitaba para la pelea contra el calentamiento del planeta que está por venir.

El martes, el nuevo secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, conducirá un encuentro con 70 jefes de Estado, en el que intentará dar el primer paso para redactar un tratado que reemplace el Protocolo de Kioto, cuyas metas expiran en el año 2012. El jueves y el viernes, el presidente Bush liderará su propia cumbre internacional sobre el tema.

El avance poco esperado de ayer podría tener más éxito que el protocolo de Kioto en frenar el calentamiento global. El acuerdo se alcanzó en medio de negociaciones, auspiciadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), que buscaban fortalecer otro tratado, el Protocolo de Montreal sobre la capa de ozono, que fue firmado hace exactamente 20 años.

Los negociadores de 190 países aceptaron acelerar la prohibición de los hidroclorofluorocarbonos (HCFCs), utilizados en los sistemas de refrigeración y los aire acondicionados. Estos gases afectan a la capa de ozono, la cual protege al planeta de los dañinos rayos ultravioletas que emite el sol. Pero los HCFCs son aún más peligrosos como gases que producen efecto invernadero –según informes medioambientales, hasta 1700 veces más peligrosos que el dióxido de carbono para el calentamiento del planeta–.

Según los plazos del protocolo actual, los HCFCs deberían ser suprimidos para el año 2030, para los países ricos, y para el 2040, para los países pobres. No obstante, la semana pasada los representantes de los gobiernos habían aceptado una propuesta de la administración Bush para adelantar una década los dos plazos. A pesar de que la medida ayudará a que se recupere más rápido la capa de ozono, su principal objetivo es combatir el calentamiento global

Los especialistas estimaron que esta aceleración será equivalente a reducir 25 mil millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono en las próximas décadas. Si se compara con los dos millones de toneladas anuales que prometía reducir el Protocolo de Kioto entre 2008 y 2012, salta a la vista lo ambicioso del acuerdo y, más aún, lo difícil que será cumplirlo.

De todas maneras, ayer en Montreal todos coincidían en resaltar el carácter histórico del acuerdo. Se trata de un consenso entre países ricos y pobres, algo que no había sucedido nunca en un tratado sobre el cambio climático, y también es el mejor esfuerzo hasta el momento para superar las debilidades del Protocolo de Kioto. Por ejemplo, China, uno de los más grandes productores de HCFCs, tendrá que hacer especiales sacrificios bajo este nuevo acuerdo. “La palabra histórico es muchas veces mal utilizada, pero no si hablamos de este acuerdo”, celebró ayer Achim Steiner, el director ejecutivo de Pnuma. “Los gobiernos vieron una oportunidad inigualable para liderar con los desafíos gemelos del cambio climático y la protección de la capa de ozono, y la tomaron”, agregó el representante de la ONU.

Aun antes del logro de ayer, el Protocolo de Montreal era considerado como el tratado medioambiental más efectivo. Firmado al poco tiempo del descubrimiento del agujero de ozono sobre la Antártida, ya ha conseguido suprimir prácticamente todos los químicos responsables –principalmente los HCFCs y los CFCs–, que se utilizan en los aerosoles y los sistemas de refrigeración. Esto se espera que prevenga 6,3 millones de muertes por cáncer de piel sólo en Estados Unidos. Pero el beneficio más grande que ha aportado fue uno inesperado. La reducción de esos químicos –que también son gases que producen un efecto invernadero– ha comenzado a combatir el calentamiento global.

Científicos de Holanda y Estados Unidos han llegado a la conclusión que, para el final de esta década, el tratado de Montreal va a haber hecho más para contrarrestar el cambio climático que el de Kioto. El acuerdo de ayer sobre HCFC, que reemplazaron a los clorofluorocarbonos (CFCs), hará aún más en este sentido –aunque los ambientalistas ya advirtieron a los gobiernos que no servirá como un sustituto para las fuertes reducciones de emisiones de dióxido de carbono que deberán implementar en los próximos dos años, principalmente por la combustión de petróleo, gas y carbón–. Esa sigue siendo la principal causa del cambio climático, a pesar de que Bush se resiste a ceder ante la creciente presión interna y externa para reducir el uso de combustibles contaminantes. David Doniger, del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, aseguró ayer que debían darle crédito a Bush por lo que había logrado ayer. “Pero las reducciones de HCFCs son la cola. Las reducción de las emisiones de dióxido de carbono son el perro,” agregó.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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