Mientras en Nueva York el presidente colombiano Uribe estuvo con su par francés, Sarkozy, en Caracas Chávez se reunió con los familiares de los tres rehenes de EE.UU. en poder de la guerrilla.
Las negociaciones para la liberación de los rehenes de las FARC avanzan a toda marcha. Mientras en Nueva York el presidente colombiano Alvaro Uribe se reunía con su par francés, Nicolas Sarkozy, en Caracas Hugo Chávez se encontraba por primera vez con los familiares de los tres secuestrados estadounidenses y con delegados de la Iglesia Católica colombiana. En los últimos días, la situación de los rehenes norteamericanos ha ganado un protagonismo inédito dentro de las negociaciones por el canje humanitario. Unas horas antes de las reuniones de ayer, el embajador estadounidense en Bogotá, William Brownfield, aseguraba que estaba dispuesto a escuchar las condiciones de las FARC para la liberación de los tres rehenes.
El giro lo dio el fin de semana pasado la senadora colombiana y reciente mediadora, Piedad Córdoba, cuando viajó a Estados Unidos para reunirse con los únicos dos jefes de las FARC extraditados y condenados en ese país, Sonia y Simón Trinidad. Durante su visita también aprovechó para conocer a los familiares de los tres rehenes norteamericanos y a un grupo de legisladores que apoyan el canje humanitario. Según la prensa colombiana, Córdoba, la antiuribista que consiguió sumar a Chávez al proceso, estaría impulsando un encuentro entre el líder venezolano y una delegación parlamentaria norteamericana. Uribe, en tanto, propuso que un grupo bipartidista del Capitolio participara de la reunión que mantendrá Chávez con un representante de las FARC, el próximo 8 de octubre en Caracas.
Los tres rehenes en cuestión son Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell, todos contratistas del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Poco se sabe sobre lo que estaban haciendo aquel 2 de febrero de 2003, cuando sobrevolaban una zona selvática en el sudoeste colombiano. Las FARC dejaron entrever que podrían ser espías o mercenarios y Washington sólo se limitó a comunicar que eran personal civil que ayudaba en tareas humanitarias. Lo cierto es que como Ingrid Betancourt, la ex candidata presidencial de nacionalidad francesa-colombiana, atrajo a París a las negociaciones con la guerrilla, los tres rehenes hicieron lo mismo con Washington, que sin involucrar directamente al presidente George Bush ha multiplicado sus esfuerzos y su interés en el tema.
Ayer, en medio de estas negociaciones, el presidente Uribe salió a marcar sus diferencias con la mediación de la senadora Córdoba y su par venezolano. “El gobierno de Colombia no apoya solicitudes para que el gobierno de Estados Unidos regrese a Sonia y Trinidad”, afirmó después de reunirse durante 45 minutos con Sarkozy. El presidente sostuvo que sólo podrán volver al país cuando hayan cumplido sus condenas. Aunque ni la senadora ni Chávez lo confirmaron, la prensa colombiana estimó que la visita a los dos jefes de las FARC buscaba incluirlos dentro del canje. Desde el principio, la cúpula de la guerrilla pidió que los secuestrados –56 en un comienzo y 45 ahora, después de la muerte de los once diputados en junio pasado– fueran intercambiados por los cerca de 500 guerrilleros detenidos, entre ellos los dos líderes condenados en Estados Unidos.
En la reunión con Sarkozy, Uribe también reiteró que no aceptará la desmilitarización de una zona del país para el intercambio, ni ordenará la liberación de detenidos, sin contar primero con garantías suficientes. “Tercero, cuando nosotros abrimos opciones para liberar a nuestros secuestrados no podemos permitir que el terrorismo de las FARC utilice esas opciones para su posicionamiento político”, agregó el mandatario. Uribe viene advirtiendo a sus aliados en Europa y Caracas que, más allá del canje, no aceptará reconocer al grupo armado como un actor político.
Chávez optó por no contestarle a Uribe y se dedicó a continuar su trabajo como mediador. Anoche recibió en el Palacio de Miraflores a un grupo de doce familiares de los rehenes norteamericanos, dos representantes de los guerrilleros presos, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis Augusto Castro, y un miembro de la comisión facilitadora del canje humanitario, el padre Dario Echeverrí. En noviembre, Chávez viajará a París para consolidar su nuevo rol frente al otro gran protagonista externo del conflicto colombiano, Nicolas Sarkozy.
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