EL MUNDO › SARKOZY LLAMO A EVITAR INVERTIR EN MYANMAR
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Occidente decidió al fin levantar un poco la mano para frenar la bota represiva que aplasta desde hace décadas a la población birmana. En París, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, reclamó sanciones “sin demoras” contra Birmania y el cese de las inversiones privadas de Francia en Birmania, entre ellas las de la petrolera Total. “Francia llama al conjunto de sus compañías privadas, por ejemplo Total, a dar pruebas de la mayor contención tratándose de inversiones en Birmania, y les pide que eviten hacer nuevas”, dijo el presidente, que además aclaró: “Francia no aceptará que la oposición birmana sea amordazada”.
Los monjes birmanos que levantaron al país contra la dictadura obscurantista del llamado generalísimo Than Shwe, el número uno de la junta militar que gobierna el país desde 1992, lograron también romper la relativa indiferencia con que la comunidad internacional trata las cuestiones birmanas, y ello a pesar de la brutal represión de que fue objeto la población cada vez que manifestó su descontento. Than Shwe compró parte del silencio con la tentación de los recursos naturales de Birmania. Rusia, China, India y Tailandia fueron sus principales socios en esta empresa. El “generalísimo” ha tenido sueños tan grandes como los que tuvo en su época Nicolas Ceaucescu, el ex dirigente de la Rumania comunista que destruyó la capital para levantar en su lugar los palacios de sus ambiciones. Than Shwe hizo construir Naypydaw (La casa de los Reyes), una nueva capital situada a 400 kilómetros de Rangún y en la cual todo el aparato del Estado vive desde 2006 en el más absoluto hermetismo. El grupo petrolero francés Total, cuarto del mundo, se instaló en Birmania a partir de 1992 y opera desde entonces en el yacimiento de gas de Yadana (sur). En 2006 produjo 17,4 millones de metros cúbicos de gas por día con los cuales se alimentan las centrales eléctricas de Tailandia. Anoche, Total no emitió ningún comunicado después de que Sarkozy pidiera un congelamiento de las inversiones.
El jefe del Estado francés recibió ayer en París al premier de Birmania en el exilio, el doctor Sein Win. Win fue designado primer ministro del gobierno de coalición nacional de la Unión birmana en el exilio luego de que la LND, Liga Nacional por la Democracia, dirigida por la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, ganara las elecciones celebradas en 1990. La junta militar nunca validó los resultados de esa consulta. En el curso de un encuentro con los periodistas en el Centro de la prensa extranjera (CAPE), el doctor Win manifestó cierta desconfianza ante la reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas –de hecho, China evitó que el organismo condenara a la junta militar birmana–. Win recordó que, en el seno del Consejo, “Rusia está en contra de la adopción de una resolución” contra el régimen birmano. El jefe de gobierno en el exilio reveló sin embargo que Aung San Suu Kyi, que vive bajo arresto domiciliario desde 2003, había sido transferida el domingo pasado a la cárcel de Insein. El doctor Win denunció en París los altísimos niveles de corrupción de la junta de las sombras y la forma violenta en que podrían actuar en el futuro: “De las 100 mil personas que manifiestan hoy en Birmania más de la mitad son ultrapobres, no tienen nada en los bolsillos. Toda la plata va a la caja de los militares. Lo cierto es que cuanto más miedo tengan los militares más se unirán para elaborar una solución radical”.
Los analistas estiman no obstante que la relación de fuerzas de la crisis actual no es la misma que en 1988, cuando el régimen aplastó las revueltas con un baño de sangre. Dennis Gira, redactor en jefe de la publicación Teología.fr y director del laboratorio de investigación Budismo/ Cristianismo en el Instituto Católico de París estima que “el peso considerable de los monjes budistas en la sociedad birmana es una amenaza poderosa para el gobierno”. La solución a la crisis birmana pasa por las capitales con las cuales el país reforzó sus lazos en los años pasados. China, a quien Birmania le vende su gas, habló de la necesidad de que la situación se estabilizara lo más rápidamente posible. Estabilización quiere decir suministro de gas estable y continuo. El suministro de hidrocarburos ha sido una vez más un factor determinante para explicar el mantenimiento en el poder de un gobierno que hasta osó cambiar el nombre del país. Desde 1989, los generales cambiaron el nombre de Birmania por Unión de Myanmar. La petrolera francesa Total trabaja en el yacimiento de Yadana junto a la norteamericana Chevron y la Petroleum Authority de Tailandia. Las reservas del yacimiento de Yadana están estimadas en 150 mil millones de metros cúbicos. Tailandia consume 90 por ciento del gas producido y con él alimenta las centrales eléctricas de Bangkok.
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