A Rafael Correa se lo ubica en el mismo sendero que a Hugo Chávez, con quien tiene una buena relación. Se dice de Correa que está encauzado en el “Socialismo del siglo XXI” que quiere el venezolano. Salta a la vista la emergencia de ambos liderazgos ante el desfalco de los partidos políticos tradicionales. Este escenario se ve más claramente en Venezuela, donde por décadas se alternaron en el poder los socialdemócratas (AD) y los democratacristianos (Copei). En Ecuador, en los últimos cinco años se ha dado un virtual empate entre cinco contendientes.

Chávez y Correa proponen un cambio que no se basa precisamente en fortalecer las instituciones tradicionales de la democracia representativa. La Asamblea en Ecuador se fijó el objetivo de refundar las instituciones y acabar con la crisis de los últimos diez años, en la que tres presidentes no terminaron sus mandatos. Para ello propone en la nueva Carta Magna que si se revoca el mandato del presidente automáticamente se disuelva el Parlamento y se convoque a nuevas elecciones.

Chávez y Correa poseen formación militar y académica respectivamente; uno es verborrágico, el otro es más preciso; uno es visceral, el otro más intelectual. Sería improbable que el proyecto de Chávez pudiera aplicarse en Ecuador y a la inversa. “En Ecuador hay más opciones políticas. No se ha dado la erosión de los partidos como ha sucedido en Venezuela”, advierte a Página/12 Simón Pachano. El analista de Clacso Ecuador señala un dato específico de su país: “Está muy presente el tema regional: por ejemplo, la autonomía de Guayaquil. Lo regional tiene poder fáctico”. Habría que agregarle el voto indígena.

En Venezuela, la oposición lleva en sus espaldas un pasado golpista reciente. No han surgido líderes que le hagan contrapeso a Chávez. Además, en la última elección para la Asamblea Nacional los opositores no se presentaron y en consecuencia el Congreso es netamente chavista. En Ecuador la oposición dura está conformada por el Prian, de Alvaro Noboa, el Partido Socialcristiano y la Unión Democrática Cristiana. Como advierte Pachano, “tratarán de bloquear la asamblea y de levantar el tema autonómico”.

Detrás de las comparaciones reduccionistas tan en boga en Europa y Estados Unidos, hay especificidades de cada país que no se pueden extrapolar. Correa no es Chávez. Chávez no es Correa.