Las armas no van más para el presidente boliviano. Evo Morales llamó ayer de nuevo a la guerrilla colombiana a abandonar la lucha armada. En un acto por los 25 años de democracia en Bolivia, el mandatario indígena propuso en cambio profundizar el sistema político. La declaración oficial se produjo en momentos que Morales busca el Premio Nobel de la Paz. En tanto, militares bolivianos salieron a criticarlo por homenajear al Che días atrás.

“No son tiempos para levantar armas”, dijo Morales y pidió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) unirse a los movimientos sociales para hacer los cambios que pretende en su país. El presidente boliviano hizo el pedido durante un acto en la casa de gobierno. Allí homenajeó a personalidades que aportaron a la recuperación de la democracia, tras un período de dictaduras militares en las décadas del ’60, ’70 y comienzos del ’80, marcadas por sublevaciones populares y el feroz combate militar a grupos de izquierda.

En medio del canje humanitario que el presidente venezolano Hugo Chávez intenta facilitar entre el gobierno de Colombia y las FARC, el líder indígena se distanció de las guerrillas. “En la época de las dictaduras militares, tal vez los pueblos se levantaban en armas, pero hoy estamos en otros tiempos, se acabaron las dictaduras y deben acabarse también las guerrillas contra el imperio”, señaló. El mensaje de Morales se produjo luego de que anteayer hiciera un llamamiento similar en una conferencia de prensa. “¡Qué bueno sería que las FARC de Colombia dejen las armas y, así como nuestros países, hacer una revolución democrática y cultural!”, expresó para diferenciarse de los métodos de Ernesto “Che” Guevara.

Rodeado de ministros, funcionarios y partidarios, el presidente aymara dijo que quisiera que Bolivia fuese la esperanza de la humanidad y defendió los cambios por la vía pacífica. “Estamos en otros momentos, podemos hacer revoluciones profundas desde el sistema político”, afirmó el mandatario, que participó de la rebelión popular que derrocó al anteúltimo presidente boliviano, Carlos Mesa, en medio de la represión policial y los dinamitazos de los mineros. “La democracia ha costado sangre”, añadió.

Durante los últimos 25 años las movilizaciones sociales y levantamientos populares cambiaron el panorama político de Bolivia. La llamada “Guerra del agua” en abril de 2000, los fuertes paros campesinos y la rebelión que expulsó a Sánchez de Lozada en 2003 crearon el clima para la llegada al poder de Morales, tras la caída de Mesa.

Ahora en el poder, el líder indígena destacó como alternativa para profundizar la democracia a la Asamblea Constituyente, un organismo que sin embargo no ha podido redactar ni una línea en 14 meses de sesiones después de que el oficialismo aceptara regirse por el sistema de mayoría con dos tercios en respuesta a una exigencia de la oposición. “Estoy convencido de que este nuevo milenio debe ser una democracia no sólo con inclusión social profunda, sino que los pueblos deben tener el poder de decidir los destinos del país”, afirmó ayer Morales, que asumió en enero de 2006 con 54 por ciento de los votos en un país donde aún persisten altos niveles de pobreza y concentración de la riqueza.

Mientras el presidente boliviano daba ayer su discurso, generales y almirantes jubilados aseguraron que avergonzaba y asqueaba la asistencia del capitán general de las Fuerzas Armadas, Evo Morales, a los homenajes recientes al Che. En un aviso pagado que publicaron en la prensa local, los altos mandos militares en servicio pasivo lo criticaron por honrar a los “asesinos”, en referencia a la guerrilla que comandó Ernesto Guevara en Bolivia y que ajustició a más de cincuenta militares.