Jue 11.10.2007

EL MUNDO

Turquía bombardeó la frontera de Irak y se prepara para invadir

Mientras los militares turcos buscan ganar posiciones en el Kurdistán, el gobierno le pide permiso al Congreso para incursionar.

Turquía se prepara para la guerra. Ayer bombardeó la zona fronteriza con Irak y cortó los principales pasos al país vecino. Mientras los militares turcos buscaban ganar posiciones en el Kurdistán (sur), en Ankara el gobierno de Recep Tayyip Erdogan intentaba allanar el camino para conseguir el aval del Congreso para una incursión militar en Irak. Según adelantó el primer ministro, hoy presentarán formalmente el pedido ante el Parlamento, donde seguramente no encontrarán ninguna traba entre la mayoría oficialista y los sectores nacionalistas. Más aún después que un nuevo atentado en la zona del Kurdistán dejara un policía muerto y cuatro heridos.

Desde la invasión a Irak, hace cuatro años, Ankara ha sido el principal aliado de Estados Unidos en la región. Garantizó una relativa paz en la frontera norte iraquí y abrió su espacio aéreo a los aviones de combate, primero, y a los de carga después. Actualmente, según destacó ayer el secretario de Defensa estadounidense Robert Gates, el 70 por ciento de la carga aérea –armas, alimentos, personal– ingresa a Irak a través de Turquía.

Sin embargo, la política interna de la nación musulmana ha dejado en un segundo lugar a la amistad con la Casa Blanca y ha forzado al gobierno a rever su política hacia los rebeldes kurdos. Después de la última elección general, el partido islámico moderado del premier Erdogan ganó la mayoría del Parlamento, pero no las suficientes bancas como para hacer realidad su deseada reforma constitucional, que en gran parte se basa en ajustarse a los estándares de la Unión Europea, a la que quiere ingresar. Para conseguirlo deberá sumar alguno de los bloques minoritarios, como los nacionalistas y los laicos, ambos a favor de una política más dura contra los separatistas kurdos.

La declaración formal de una guerra contra los rebeldes kurdos sin duda le permitiría a Erdogan atraer a sus antiguos rivales. El premier destacó ayer que la aprobación del Congreso podría no desembocar necesariamente en una invasión al norte iraquí. “Queremos tener a mano la autorización para tomar una decisión rápidamente cuando sea necesario”, explicó. O en otras palabras, cuando los atentados y el número de muertos aumenten. Esta última escalada verbal –y militar– fue una respuesta directa a la serie de atentados que azotó el país la semana pasada y dejó un saldo de quince soldados muertos. Según Ankara, los rebeldes kurdos reciben armamento y apoyo logístico de los kurdos iraquíes, quienes dominan el norte del país y demandan una reunificación de todo el Kurdistán.

A pesar de las declaraciones moderadas del premier turco, la posibilidad de una incursión en Irak tiene muy preocupado a Estados Unidos. El norte iraquí ha sido desde el principio de la invasión la zona más estable del país. El control casi total que mantienen los kurdos allí y su alianza desde la primera hora con las fuerzas ocupantes aseguraron una convivencia pacífica como no se vio en ninguna otra parte de Irak. Además de las presiones desde la Casa Blanca, el gobierno turco también está recibiendo advertencias desde Bruselas. La Unión Europea, con la que Ankara negocia el ingreso al bloque, ha afirmado una y otra vez que no consentirá la represión de una minoría, como los kurdos.

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