El presidente Mubarak, consciente del temor que puede despertar en la comunidad internacional, dijo que el plan nuclear se hará con “transparencia” y “cooperación” con la OIEA.
› Por Angeles Espinosa *
desde Teherán
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunció ayer la construcción de varias centrales nucleares en los próximos años. La noticia oficializa el relanzamiento del programa atómico civil, congelado hace dos décadas, pero que el partido gobernante propuso recuperar en su congreso del año pasado. Mubarak encuadró esa decisión en la “estrategia de Egipto en su marcha hacia el futuro”, aunque a nadie le pasa inadvertido que las ambiciones iraníes en ese terreno también han debido de influir.
“Comenzaremos los pasos prácticos para construir la primera planta nuclear para generar electricidad”, declaró Mubarak durante la inauguración de una central eléctrica al norte de El Cairo. El primero será reinstaurar en los próximos días el Consejo Superior para los Usos Pacíficos de la Energía Atómica. “Esa energía ha llegado a ser un soporte fundamental para la seguridad nacional”, subrayó el presidente, antes de asegurar que su “empleo pacífico forma parte de la estrategia de Egipto en su marcha hacia el futuro”. Un comité inició los estudios de viabilidad justo hace un año, después de que Gamal Mubarak, el hijo menor del presidente y su sucesor oficioso, propusiera recurrir a esa fuente de energía durante la apertura de la conferencia anual del Partido Nacional Democrático (PND, en el poder). La crisis internacional abierta por las ambiciones nucleares de Irán, cuyo acceso regional ha ido parejo a la pérdida de influencia de Egipto, hizo sospechar que el más populoso de los países árabes también deseara unirse al club atómico. Consciente de esos temores, el presidente egipcio dejó claro ayer que su programa respetaría el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que El Cairo firmó en 1981, cinco años antes de suspender sus planes atómicos a raíz del desastre de Chernobil. Mubarak subrayó que las futuras centrales se construirían con “transparencia” y con la cooperación del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y de socios internacionales que no especificó. “Nosotros no estamos hablando de enriquecer uranio; nuestra ambición es producir electricidad”, explicó el año pasado a este diario Mohamed Shaker, vicepresidente del semioficial Consejo de Relaciones Exteriores y ex embajador ante el OIEA. Ya entonces la mayoría de los observadores opinaba que la decisión no podía haberse tomado sin el visto bueno de Estados Unidos.
En cualquier caso, los analistas señalan que la medida tiene sentido desde el punto de vista económico. Egipto, con 77 millones de habitantes y creciendo, obtiene la mayoría de su electricidad del petróleo y el gas natural. Sin embargo, sus reservas de crudo son limitadas (2,7 millones de barriles, según la CIA) y aunque las de gas son más cuantiosas (al menos 67 tcf, o billones de pies cúbicos), sacaría más beneficio con su exportación. Sólo la primera de las tres centrales que según la prensa local se planean produciría más electricidad que la presa de Asuán, que apenas cubre un 12% de sus necesidades.
Egipto siempre ha defendido un Medio Oriente libre de armas de destrucción masiva y criticado tanto el deseo iraní de enriquecer uranio como la calculada ambigüedad de Israel. Este país, el único de la región que no ha firmado el TNP, dispone según los expertos de dos centenares de bombas nucleares, aunque nunca lo ha reconocido.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux