Michelle Bachelet se reunió con Alan García en Santiago. No hablaron de fronteras, pero hubo buena sintonía.
Chile y Perú mantienen una buena relación, a pesar del conflicto fronterizo. La presidenta Michelle Bachelet y su par Alan García se esforzaron ayer en mostrarse amigables y distendidos en una reunión que mantuvieron en Santiago, en paralelo a la Cumbre Iberoamericana. Los dos mandatarios se enfocaron en su “agenda positiva”, como la reciente devolución de los tesoros históricos peruanos tomados durante la Guerra del Pacífico, o el programa de legalización de inmigrantes, que autorizó el mes pasado el Palacio de La Moneda. Por el contrario, el juicio en la Corte de La Haya, que inició Lima por el diferendo fronterizo, casi no fue mencionado.
El presidente peruano buscó dejar en claro desde el principio de la Cumbre que no pensaba polemizar con la anfitriona. “No tenemos nada que entorpezca nuestra relación positiva”, aseguró no bien llegó a Santiago. El líder priísta aprovechó la ocasión para agradecer la devolución de cerca de 3800 libros peruanos de la época colonial, que permanecían en manos del Estado chileno desde la guerra de finales del siglo XIX. También mencionó la amnistía migratoria decretada por el gobierno de Bachelet hace un mes, que benefició a unos 15 mil peruanos residentes ilegales. “El presidente García estimó que éstos eran gestos amistosos que iban en la dirección de la agenda positiva que ambos gobernantes señalaron desde el primer día de su mandato”, le dijo a la prensa el canciller chileno Alejandro Foxley después de la reunión que duró cerca de media hora.
Según el ministro chileno, Bachelet pidió reunirse con García como parte de su estrategia para fortalecer el llamado Arco del Pacífico, compuesto además por Panamá, México y Colombia. El gobierno chileno quiere sumar aliados para liderar una iniciativa comercial conjunta para penetrar el mercado asiático. La Moneda ya mantiene Tratados de Libre Comercio (TLC) con varios países de esa región, pero estaría buscando socios para disminuir la asimetría con las potencias asiáticas.
Pero a pesar de las sonrisas y los abrazos, la relación entre el gobierno chileno y el peruano no pasa por su mejor momento. Hace unas semanas, Lima decidió enviar el caso por el diferendo limítrofe que mantiene con Chile a la Corte de La Haya, provocando la irritación de La Moneda. Ayer, Alan García intentó bajarle el tono a su decisión. “Cuando se pone ante una instancia internacional un tema, no es en un plan de conflicto, de enfrentamiento”, aseguró. “Es sencillamente para que los dos países expongan sus puntos de vista jurídicos y sea una entidad la que dé una respuesta o una solución”, agregó.
Las palabras del presidente peruano, sin embargo, no lograron aflojar a Bachelet, quien se negó a tocar el tema. “El tema de La Haya se mencionó sólo de pasada. No se entró en ese tema con ningún detalle ni profundidad”, aclaró una y otra vez Foxley. Desde que el caso fue remitido a La Haya, La Moneda se ha sumido en un silencio total y se niega siquiera a discutir el tema con Lima.
Muy distinta es la situación con Bolivia, otro gobierno que reclama por límites marítimos muy similares a los que demanda Perú. Después de su encuentro con García, Bachelet se reunió con Evo Morales, con quien habló de todo. “El nivel de relaciones de los dos países es muy bueno y el grado de confianza y de franqueza con que se discuten los temas también es muy positivo”, aseguró el canciller Foxley. Sin embargo, el ministro reconoció que todavía falta para llegar a una solución. “No se puede esperar milagros ni nadie se va a ir por el atajo a tratar de resolver cosas que hay que construir poco a poco”, explicó.
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