Sáb 08.12.2007

EL MUNDO  › NUEVA PROPUESTA DE URIBE PARA NEGOCIAR CON LA GUERRILLA COLOMBIANA

Zona neutral para hablar con las FARC

El presidente movió otra ficha en la difícil negociación para liberar a los rehenes. Habló de crear una “zona de encuentro” de 150 kilómetros cuadrados, lejos de cuarteles y de ciudades, para encontrarse con los guerrilleros. La oposición lo elogió.

El presidente colombiano, Alvaro Uribe, intentó reabrir la negociación con las FARC. Después de la impasse que provocó la suspensión de la mediación del mandatario venezolano, Hugo Chávez, Bogotá propuso ayer una nueva fórmula que podría destrabar el canje humanitario. La oferta, presentada en principio por la Conferencia Episcopal colombiana, es crear durante un mes una zona de encuentro de no más de 150 kilómetros cuadrados que esté en una zona rural, alejada de la población civil y de las guarniciones militares y policiales. La propuesta fue recibida con gran entusiasmo entre todos los sectores de Colombia. “Creo que el presidente cambió de opinión. Tenemos esperanza de que las FARC contesten, pero lamentablemente no creo que digan que sí”, reconoció a este diario el presidente del principal partido de la oposición, el senador Carlos Gaviria.

El discurso de Uribe estuvo plagado de simbolismos. El mandatario colombiano habló frente a un auditorio de policías que se graduaban y repitió incontables veces las palabras “seguridad ciudadana”, eufemismo por el que se conoce su política de mano dura hacia la delincuencia y también la guerrilla. Sin embargo, después de hacer una larga lista de los “esfuerzos” que había hecho su gobierno y las “traiciones” de la guerrilla, tuvo que bajar el tono combativo que mantuvo en los últimos y presentar su nueva propuesta. “Nos proponen una zona de encuentro. El gobierno manifiesta la disposición de aceptarla con unos puntos importantes por tener en cuenta”, fueron las primeras palabras del mandatario, antes de presentar sus condiciones.

Primero, la llamada zona de encuentro no será en los departamentos de Padrera y Florida, como pedían las FARC, sino alguna región rural apartada de cualquier población civil importante y donde no existan destacamentos militares o policiales. Segundo, a la reunión asistirán el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, los representantes de las FARC, de la Iglesia Católica y veedores internacionales, seguramente alguno de ellos elegido por el gobierno francés. Tercero, como no habrá presencia militar ni policial, los delegados guerrilleros no podrán ir armados. Cuarto, la zona sólo estará habilitada durante treinta días.

Más tarde, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, agregó que el gobierno también le pidió al Comité Internacional de la Cruz Roja que negociara con las FARC un acceso para visitar a los secuestrados y constatar su estado de salud. La organización humanitaria ya tuvo que dialogar con la guerrilla este año. Hace dos meses, fue la responsable de recuperar los cuerpos de los once ex diputados que murieron en cautiverio, en una situación que todavía resta aclararse. El gobierno dice que fueron ejecutados y la guerrilla sostiene que fueron alcanzados por el fuego cruzado durante un ataque a uno de sus campamentos.

La iniciativa del gobierno cayó bien en todos los sectores de la sociedad colombiana, incluso los más opositores. Desde el espectro político, el senador del Polo Democrático y férreo defensor de la mediación venezolana Gustavo Petro no dudó ayer en mostrarse satisfecho e, incluso, en decir que Uribe había mostrado por primera vez voluntad política para avanzar en la liberación de los 45 rehenes, que las FARC proponen intercambiar por unos 500 guerrilleros prisioneros.

La otra gran detractora del presidente que se sumó al clima de esperanza fue la madre de la secuestrada más famosa, la franco-colombiana Ingrid Betancourt. “Quitando todas las palabras un poco superfluas y violentas, que le quitan grandeza al anuncio, lo podemos ver como un gesto del presidente, y aspiro a que esto sea verídico y podamos creer en él”, señaló Yolanda Pulecio, mientras se preparaba para viajar a Buenos Aires, invitada por la presidenta electa Cristina Fernández para la ceremonia de traspaso de mando del lunes próximo.

Las reacciones a favor también llegaron de afuera. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, celebró el anunció de su par colombiano y reiteró que sigue dispuesto a ayudar en el proceso de negociación con las FARC. Desde París, en tanto, la Federación Internacional de Comités de apoyo a Betancourt calificó la decisión de Uribe como un gesto positivo. Sin embargo, las organizaciones que nuclean a los amigos y familiares de la ex candidata presidencial no quisieron darle un cheque en blanco al gobierno con el que tantas veces discutieron. “Las propuestas unilaterales sin discusiones previas han sido usadas a veces por el poder colombiano como un medio eficaz para cerrar puertas más que para abrirlas”, advirtieron. Una oferta muy similar a la que presentó ayer Uribe ya había sido esbozada por los países europeos que siguen el proceso –España, Suiza y Francia– hace dos años. En aquella oportunidad, las FARC la rechazaron.

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