Dom 09.12.2007

EL MUNDO

“Nuestras relaciones son productivas, inmejorables”

El embajador de Venezuela en Argentina explica por qué no cree que cambien las relaciones por el cambio de gobierno. El factor Irán, la situación después del plebiscito y la ecuación energética para el Cono Sur.

› Por Martín Piqué

“No existe un intensisómetro en las relaciones internacionales.” El embajador de Venezuela Arévalo Méndez Romero estará en la delegación que hoy recibe a Hugo Chávez. Su llegada es muy esperada, por la derrota en el referéndum para modificar la constitución. El embajador lo sabe. Es uno de los hombres de más confianza del presidente. General de brigada especializado en Defensa, fue secretario privado de Chávez, vicecanciller y embajador en España. Méndez Romero se considera “un amigo” de Chávez. En la entrevista con Página/12 reconoce el impacto que produjo la derrota, pero se muestra confiado. También responde sobre los lazos con Irán. No cree que la relación de Venezuela con Argentina vaya a perder intensidad con Cristina Fernández de Kirchner. “Las relaciones de alto nivel corresponden a los mandatarios. Las relaciones son productivas, buenas e inmejorables.”

Aunque no lo diga explícitamente, Méndez Romero coincide con uno de los argumentos que supo usar CFK para hablar de Chávez en sus giras internacionales. Cada vez que le preguntaban por Venezuela, la presidenta decía que la ecuación energética de América del Sur “no cerraba” sin Venezuela. El embajador dice algo parecido, que también puede sonar a advertencia sobre probables crisis energéticas. “Si no intervenimos a tiempo todos los que somos capaces de proveer gas al Cono Sur, y hablo de Bolivia, Perú y Venezuela, el Cono Sur entraría en una crisis. Porque las tasas de crecimiento de Argentina, del sur de Brasil y de Chile están demandando energía”, previene.

–Kirchner dijo que Chávez es un gran demócrata por haber aceptado la derrota. ¿Qué perspectiva tiene la relación bilateral con Cristina?

–Esa declaración del presidente Kirchner corrobora la existencia de una corriente de comportamiento, conducta y actitudes caracterizadas por el afecto y el respecto entre nuestros mandatarios. Es fundamental para que una relación entre dos países tenga asidero fuerte. El futuro próximo con el gobierno de la presidenta Kirchner va a ser de continuidad en ese encuentro. Entre Venezuela y la Argentina ha habido mucha comprensión, Venezuela ha sido muy solidaria con la Argentina. Ahora estamos buscando nuevos espacios que vayan más allá de lo económico. Y en Venezuela estamos recibiendo mucho apoyo en materia de cooperación para nuestro desarrollo industrial y agrícola. Nuestro proceso parte de la base de que tenemos que promover nuestro desarrollo a partir de nuestras capacidades y recursos naturales. Tenemos hacernos fuertes nosotros primero para después pensar en esos monstruitos como el ALCA. Para nosotros eso no podrá ser una realidad sino dentro de 60 u 80 años. En las actuales condiciones no.

–En el gobierno argentino hay un reconocimiento del papel que jugó Venezuela cuando Argentina no tenía acceso al crédito, más allá de algunas menciones críticas acerca de las tasas de interés. Pero sí hay algún grado de incertidumbre con el llamado a la construcción del socialismo, el partido único y las relaciones con Irán. ¿Eso puede perjudicar la relación con Cristina Kirchner?

–Respecto del precio de los bonos, requiriendo recursos financieros ningún gobierno iría al mercado con bonos que fueran incomprables por nadie. Los compramos y consideramos que es un buen negocio para ambos gobiernos. Respecto de lo del Partido Socialista, ahora más que nunca en Venezuela estamos urgidos en construir esa estructura que de soporte al proceso. Las alianzas para unas elecciones o incluso para el gobierno no son propias de nuestra cultura política. Por eso lo del Partido Socialista Unificado. Agrupar primero alrededor de la idea del progreso. Y segundo, alrededor de la idea de soberanía e independencia en lo político y lo económico. Y con respecto al tercer tema, de nuestras relaciones con Irán, en el año ’98 llegamos con un problema gravísimo al gobierno y es que las relaciones internacionales de Venezuela estaban circunscritas casi que exclusivamente a los Estados Unidos. El imperio siempre nos ha impuesto un atolladero, que es mantenernos desunidos.

–¿Y lo de Irán?

–La relación de Venezuela con Irán ha sido muy buena y una de las más fructíferas, como con todos los gobiernos que integran la OPEP. Es una relación que se construyó en los años sesenta. Entonces, ¿por qué lo que fue una relación buena con anterioridad ahora es una relación perversa? ¿Que la estamos ampliando? Sí, porque estamos descubriendo que además del intercambio de opinión y consenso alrededor de las cuotas de producción de la OPEP, ¿por qué no hacer comercio también? Estamos recibiendo inversiones de Irán. Fábricas de autos, tractores, cemento. Un pequeño astillero. Para nosotros es mucho más apropiada la tecnología argentina, brasileña, iraní, rusa, ucraniana y china que la tecnología norteamericana o europea. Son tecnologías hechas para países que pueden pagarlas.

–Argentina tiene un litigio con Irán porque la Justicia acusa a ex funcionarios iraníes de haber organizado el atentado a la AMIA.

–Lastimosamente ocurrieron estos hechos y por supuesto hay que llegar hasta las consecuencias finales. Pero no corresponde a Venezuela, no corresponde a mi gobierno, opinar al respecto. En este tema hay que tener mucho respeto y para nosotros es una situación en la cual tenemos que actuar con mucho aplomo y mucha delicadeza en nuestras expresiones. Queremos mucho a Argentina y necesitamos mucho a Argentina.

–Acá se dice que Cristina va a tener una relación con Venezuela más moderada en su dimensión y en sus objetivos que su esposo.

–Tenemos una agenda de asuntos bilaterales desde el mes de mayo. A inicios del próximo año tenemos prevista la reunión de la comisión binacional y hay alrededor de 24 puntos nuevos que ya hemos concertado. Por supuesto, las relaciones políticas de alto nivel corresponden a nuestros mandatarios. Ahora, si le damos connotación de menos intensa o más intensa, la verdad es que no existe un intensisómetro en las relaciones internacionales como para decir que esas relaciones son menos o más intensas. Las relaciones son productivas, buenas e inmejorables.

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