Dom 16.12.2007

EL MUNDO  › EL EJERCITO ROJO CONTRA EL ESCUDO ANTIMISILES

Con el dedo en el gatillo

Rusia lanzó una dura advertencia ayer a Estados Unidos ante el avance de su plan para instalar un escudo antimisiles en Europa central. Esta vez no fue el Kremlin, sino directamente el Ejército. “La gran semejanza entre los misiles antimisiles y los misiles balísticos intercontinentales podría provocar lanzamientos de respuesta en caso de una clasificación equivocada del lanzamiento”, adelantó el jefe del Estado Mayor ruso, Iuri Baluyevski, en una rueda de prensa. Estas palabras recuerdan mucho la lógica soviética de la Guerra Fría, a partir de la cual si Estados Unidos –o uno de sus aliados– lanzaba cualquier misil, aun uno defensivo, era razón suficiente para contestar.

Baluyevski fue aún más directo en sus referencias a la Guerra Fría. “El asunto, por decirlo suavemente, de la confrontación con Rusia, incluida la confrontación directa, no ha sido eliminado por mis colegas del Pentágono”, explicó el mando militar. Durante todo el año, Moscú y Washington mantuvieron una disputa diplomática por el sistema antimisiles que la Casa Blanca piensa instalar en Polonia y República Checa, dos países del antiguo patio trasero soviético. Como si esto no fuera suficiente para irritar a los rusos, Washington también está negociando una posible base militar en Rumania, otro ex satélite soviético.

Según el gobierno norteamericano, el escudo es una medida preventiva ante la supuesta amenaza nuclear iraní. Ayer el jefe del Ejército ruso aseguró sin sutilezas que la Casa Blanca “había inflado” las capacidades de Teherán y desechó cualquier posibilidad de un ataque iraní a Europa. Además, para el Kremlin la instalación de misiles, radares y bases norteamericanas tan cerca de su frontera sur es una amenaza para su seguridad nacional. “Planeamos y, en según el nivel que adquiera la situación, vamos a adoptar medidas adecuadas y simétricas, medidas para impedir la disminución de nuestras capacidades defensivas”, advirtió Baluyevski.

Las palabras del jefe del Ejército ruso no son inocentes. Esta semana, Moscú dejó por completo el Tratado de Armas Convencionales, que compartía con Europa occidental. Este tratado marcó el desarme progresivo y la estabilidad militar de toda la región después de la caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría. Sin este acuerdo, el Kremlin, al igual que sus contrapartes europeas, podrán aumentar y diversificar su armamento y sus capacidades militares sin ningún tipo de restricción ni control externo.

Sin embargo, por ahora, Moscú se muestra cauto. “No habrá un despliegue masivo de armamentos, pero después del 12 de diciembre yo, como jefe del Estado Mayor, obtuve plena libertad en lo que se refiere al emplazamiento de agrupaciones y unidades militares, algo que no tenía antes de la entrada en vigor de la moratoria del tratado de Fuerzas Armadas Convencionales”, aseguró Baluyevski.

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