EL MUNDO
Sharon ve una luz donde Arafat ve una maniobra
El premier israelí habló ayer de una posibilidad de llegar a un acuerdo de paz con los palestinos. La Autoridad Palestina dijo que era una trampa.
Por Ewen MacAskill
Desde Jerusalén
El premier israelí Ariel Sharon dio la primera señal positiva de que es posible un camino hacia la paz con los palestinos tras un mes de relativa calma del lado palestino. A lo largo de su carrera, Sharon ha sido uno de los más duros respecto a una paz con los palestinos, pero en la noche de ayer dijo a través de la televisión que “ahora, por primera vez, veo la posibilidad de una brecha hacia un acuerdo político. No será algo ni simple ni fácil de conseguir, pero es plausible”. Además, declaró que Libia posee armas químicas y rechazó un plan de la Unión Europea para establecer un Estado palestino hacia el 2005. Los palestinos dicen que se trata de una maniobra.
Sharon ganó las elecciones prometiendo que no negociará con los palestinos en tanto continuaran los ataques contra Israel, pero en una entrevista que concedió a un diario israelí dijo que estaba preparado para encontrarse con otro líder palestino que no sea Yasser Arafat. En la entrevista por televisión, el premier israelí desestimó al líder palestino como “irrelevante” y aseveró estar preparado para negociar “con los palestinos que hayan llegado a la conclusión de que con el terror no logran nada”.
No ha habido atentados suicidas desde el 4 de agosto, y la mayor parte de la violencia provino directamente del ejército israelí contra los palestinos, especialmente durante la semana pasada. Sharon ha dicho que un paso adelante para las negociaciones dependería de la calma del lado palestino. En tanto, el nuevo ministro de Interior de la Autoridad Palestina, Abed Razak Yihya, llamó esta semana a un cese de la violencia de los palestinos en la adopción de tácticas de desobediencia civil. Su colega, el ministro de Trabajo Ghassan Al Khatib, antenoche rechazó la apertura de Sharon al advertir que “su afirmación está dirigida a la opinión pública internacional y a encubrir el estado de terror que nos ha provocado su gobierno”.
Aunque Sharon haya tenido como caballito de batalla la consigna de no negociar mientras continúe la violencia, envió a su hijo, Omri, a encontrarse en forma frecuente con Arafat el año pasado en Ramalá. La última de las observaciones de Sharon ha sido reflejar el sentimiento, repetidamente manifiesto en televisión de que los israelíes han ganado y que los palestinos han sido derrotados. Semejante actitud se evaporaría en un instante con un nuevo ataque suicida u ofensiva de los palestinos.
Una fuente del ministerio de Defensa israelí, haciéndose eco de ese sentimiento, habló de las opiniones de Sharon: “El está diciendo que por primera vez, en cuatro semanas, ha habido calma. Eso proviene de lo que han estado haciendo las fuerzas israelíes. La presión israelí está transmitiendo poco a poco elementos en la sociedad palestina para que se dé cuenta de que por medio de la violencia no se logra nada”. Y agregó que “si los palestinos están expuestos a mucha presión, esto abre un pequeño túnel de esperanza. Incluso Sharon entiende que debe haber una solución política”.
Los palestinos, que están en medio de un debate interno, están maniobrando la mejor estrategia de llegar a un Estado propio evitando el castigo enérgico de las fuerzas de seguridad israelíes. Pero la visión del premier israelí sobre un Estado palestino, como muchas veces la ha delineado, está muy lejos de la de los palestinos mismos.
Hace apenas una semana, Sharon socavó el único intento diplomático serio que se esbozó en el último tiempo: el plan “Gaza y Belén Primero”, firmado entre su ministro de Defensa, Benjamin Ben Eliezer, líder del Partido Laborista, y los palestinos, y por el cual el ejército israelí se comprometía a retirarse poco a poco de la Franja de Gaza y de parte de Cisjordania en respuesta a un control palestinos de la violencia. Dijo a su gabinete que el acuerdo de Ben Eliezer no lograría mucho más que la movilización de unos pocos tanques y transporte de tropas fuera de Belén.
De The Guardian, de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Mercedes López San Miguel.